sábado, 15 de noviembre de 2014

Procesos políticos que marcaron el siglo XX. 
Los cambios en los equilibrios políticos mundiales durante el siglo XX: auge y caída de grandes potencias.
El siglo XX se inicia de manera diferente en cada región del mundo.
Por una parte está Europa que durante los últimos años había regido el orden económico y político mundial.
En América del Norte los Estados Unidos se consolidaron durante el siglo XIX como una nueva potencia con la cual Europa habría de contar en adelante.
Por el contrario, la parte sur de América se había quedado marcadamente rezagada en su desarrollo político social y la mayoría de sus jóvenes naciones se encontraban envueltas en guerras civiles o con sus vecinos e incluso algunas aun luchaban por obtener su independencia.
En Asia la situación era igualmente disímil. Japón pasó de ser un país de carácter medieval según las convenciones occidentales a transformarse en la potencia predominante en el este del continente, superando incluso al milenario imperio chino que por su parte había caído en una imparable decadencia durante el siglo anterior.
África, que había escapado al colonialismo europeo que se desarrolló a partir del siglo XV, se vio casi totalmente colonizada durante las últimas décadas del siglo XIX. Los territorios que se mantuvieron libres fueron Libia, por su condición de desierto sin interés colonial; Liberia, que fue una nación creada por los Estados Unidos para deportar a sus ex esclavos, y el Imperio Etíope, único capaz de resistir a los invasores.
En Oceanía surgía un nuevo territorio para la colonización europea que se veía particularmente favorecido por el escaso porcentaje de población autóctona.
Década de 1900 al 1909
El siglo XX se inicia en medio de grandes adelantos tecnológicos, entre los cuales el automóvil ocupa un lugar destacado. En América Henry Ford adelantó una verdadera revolución en el sistema de producción industrial que puso a prueba con la fabricación de su Modelo T.
En 1905 la guerra ruso-japonesa enfrentó al imparable imperio del sol naciente con el decadente imperio de los zares de Rusia. El fin de la guerra dio como vencedor a Japón para la sorpresa del mundo occidental. La nación asiática se convirtió de facto en una nueva potencia de carácter mundial.
El imperio alemán o Segundo Reich, comenzó a forjarse en torno a Prusia de una manera clara desde el reinado de Federico II el Grande, consolidándose de manera definitiva en las últimas décadas del siglo XIX gracias en especial al impulso dado por Otto von Bismarck.
En los primeros años del siglo XX la situación de Alemania dentro de Europa había alcanzado una posición demasiado crucial para los intereses de las demás potencias. Especialmente Gran Bretaña y Francia veían amenazados muchos de sus intereses, lo que las llevó a suscribir la llamada Entente cordiale, y es que el desarrollo industrial y militar de Alemania se presentaba difícil de igualar por el conjunto de las demás naciones de Europa.
Además, este ímpetu de Prusia fue lo que llevó a la Casa de Austria a perder progresivamente su estatus de potencia continental.
Década de 1910 al 1919
En 1914 los intereses de las potencias mundiales empujaron a la humanidad a una nueva dimensión de conflicto, la Primera Guerra Mundial, que aunque se inició como un conflicto europeo terminó absorbiendo a las principales naciones del mundo.
La confrontación se inició tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo.
Los grandes perdedores al cabo de los cuatro años en que se desarrolló la guerra fueron los imperios de Austria, que perdió tal distinción para siempre, y el imperio Ruso, cuya monarquía fue exterminada (la familia real fue ejecutada) para dar paso a un nuevo sistema de gobierno, el Bolchevique, liderado por Lenin.
Los Estados Unidos se convirtieron en potencia mundial de primer orden al igual que Japón, cuya primacía en Asia ya nadie discutía. Alemania perdió su pequeño imperio colonial, pero aun así logró mantener su infraestructura nacional.
Fue el caso contrario al de Francia, que se suponía había resultado victoriosa en la guerra.
Gran Bretaña, aunque menos afectada que Francia, también vio retroceder su prestigio y de repente se encontró en condición de igualdad con los Estados Unidos, país sobre el que hacia menos de un siglo aún tenía la pretensión de volver a integrarlo dentro de sus colonias.
Por su parte, el piloto alemán Manfred von Richthofen fue el icono de la guerra.
Década de 1920 al 1929
Tras el final de la Primera Guerra Mundial se instituyó la Sociedad de Naciones, que nació con el fin de evitar que un conflicto de esa magnitud volviese a repetirse.
El Imperio Ruso pasa a ser la Unión Soviética (URSS), que con la ideología marxista de Lenin se convierte en la primera nación del mundo gobernada por el "proletariado".
EE.UU. prosiguió su rápido desarrollo económico que se vio perturbado, sin embargo, por la "gran depresión" de 1929.
Alemania, asfixiada por las onerosas disposiciones del Tratado de Versalles, tenía su sistema financiero en la crisis más grande que conoció ese siglo, mientras trataba de lograr una estabilidad democrática con la República de Weimar de la que Paul von Hindenburg era presidente. La situación en Francia no era mucho mejor, lo que propició el descontento social que se traduciría en una inestabilidad política permanente.
Japón extendía su presencia en Asia. Primero se apoderó de Corea y luego se anexó u ocupó regiones enteras de china. Además, el Imperio japonés se apoderó de las colonias que Alemania tenía en el Pacífico.
Década de 1930 a 1939
El creciente descontento de los alemanes hizo que Adolf Hitler tomara el control del país en 1933 con un apoyo de la población sin precedentes. Alemania dejó de lado la República de Weimar y se convirtió en un estado totalitario al igual que la Italia de Benito Mussolini.
Alemania se desarrolla nuevamente, la economía se relanza con el impulso que le da la industria y la inversión del estado en infraestructuras.
El Imperio Japonés se consolidaba en Asia, afectando los intereses de Europa y EE.UU., especialmente en el Pacífico. Japón crea un "Imperio títere" en China bajo el nombre de Manchukuo, y coloca allí al emperador Kangde.
Gran Bretaña mantuvo su sistema político prácticamente inalterable, al contrario que Francia, que no logró consolidar una organización político-social fuerte.
Rusia, que entre tanto se había transformado en la URSS, fue escenario de hambrunas endémicas y una constante lucha por el poder.
La Guerra Civil Española desangró a esa nación, la convirtió en un estado totalitario y sirvió de preámbulo a la gran guerra que estaba por venir en el continente.
La situación en el resto del mundo no sufrió alteraciones considerables.
En EE.UU. el presidente Franklin Delano Roosevelt, lideró la recuperación económica del país tras la crisis provocada por la gran depresión de 1929.
Década de 1940 al 1949
La Segunda Guerra Mundial marcó como ningún otro acontecimiento a esta década y al siglo en general. Al igual que en 1914, la guerra se extendió a todo el mundo, aunque este conflicto fue mucho más sangriento y modificó el mundo de una manera más radical.
En 1945, al final de la guerra, Alemania había sufrido enormes pérdidas humanas y materiales al igual que Japón, situación muy diferente a la del primer conflicto mundial de 1914.
Si bien Alemania sufrió la mayor cantidad de bajas militares, fue la URSS la que sufrió el mayor número de bajas civiles. América no fue escenario de enfrentamientos significativos y los estados latinoamericanos estuvieron al margen de la confrontación, aun cuando de manera oficial apoyaron la causa de los aliados.
EE.UU. y la URSS se convirtieron en las nuevas y únicas potencias del mundo. Todas las demás antiguas potencias pasaron a un segundo nivel.
La Sociedad de Naciones fue reemplazada por la ONU, que a diferencia de la anterior tuvo su sede en Nueva York y no en Europa.
En 1948, se estableció formalmente el estado de Israel gracias al respaldo de Gran Bretaña y los EE.UU. Esta nueva nación estaba conformada netamente de población judía, que en su mayoría era proveniente de Europa, donde habían sufrido persecución por parte de los nazis.
Las dos fuerzas principales de China que lucharon contra Japón, que fue su enemigo común durante la guerra, se vieron enfrentadas poco después en una guerra civil por el control del territorio. El bando comunista se vio apoyado decididamente por la URSS y el bando nacionalista en apariencia respaldado por EE.UU. fue derrotado y obligado a recluirse en la isla de Formosa (actual Taiwán).
La India consiguió su independencia a través de la revolución pacifista de Mohandas (Mahatma) Gandhi.
Década de 1950 a 1959
La URSS, que había sido aliada de los países que derrotaron a Alemania y las demás naciones del Eje, rápidamente se vio transformada en el "enemigo de occidente" y el mundo vio formarse lo que se conoció como "Guerra Fría".
Poco después del fin del conflicto mundial, la guerra civil en China, dio el triunfo de Mao Zedong (antes llamado Zetung) quien instauró en la parte continental de su nación un régimen totalitario de base Comunista, reconocido como República Popular China.
En la década de 1950, la disputa entre los dos nuevos ejes mundiales, se intensificó notablemente con la guerra de Corea y la posterior división de país en dos estados diferentes.
Se inició una carrera armamentista sin precedentes que se extendería en las siguientes décadas, así la URSS y EE.UU. se lanzaron a la carrera de reunir un arsenal capaz de destruir todo el planeta.
Los estados Unidos vieron una revolución cultural impulsada por el rápido desarrollo industrial y el consecuente fenómeno de consumismo.
Alemania y Japón experimentaron una sorprendente recuperación económica que menos de dos décadas después del final de la guerra había transformado a ambos países en potencias económicas, si bien no políticas o militares.
Por lo tanto, aunque Francia y Gran Bretaña tenían un mayor peso político, Japón y Alemania superaban a los dos países europeos que obtuvieron la victoria en la segunda guerra e incluso su presencia en el comercio internacional superaba a la de la URSS.
Un proceso de importancia capital para el futuro de Europa y el mundo se inició cuando Robert Schuman pronunció la celebre declaración que lleva su nombre y que constituye el embrión de la actual Unión Europea (UE).
La iniciativa fue impulsada también por Konrad Adenauer, quien a la vez logró dotar a Alemania de estabilidad política.
Década de 1960 a 1969
En el primer lustro de este decenio el régimen implantado en Cuba por Fidel Castro y el Che Guevara, entre otros, orientó la política de su país hacia la URSS, de la cual pasó a ser un incondicional aliado en detrimento de los intereses geoestratégicos de EE.UU.
La situación tuvo su punto más dramático en la "Crisis de los misiles de 1962" que llevó a la humanidad a estar más cerca que nunca de una tercera guerra mundial, pero que pudo evitarse gracias a la voluntad de Nikita Kruschov y John F. Kennedy.
Este decenio trajo consigo el inicio de la guerra de Vietnam, cuyas consecuencias socioculturales directas aún se sienten actualmente.
La "carrera espacial", dio como vencedor a los EE.UU., que lograron colocar al primer ser humano sobre la superficie lunar en 1969. Esto se logró en gran medida gracias al impulso dado por el presidente John F. Kennedy, quien había sido asesinado en 1963 en oscuras circunstancias que sumieron al pueblo estadounidense en la más profunda crisis de identidad que ha conocido hasta ahora.
En Europa se consolidan las reconciliaciones franco-alemanas, sobre las que en gran medida se basaría la construcción de la Unión Europea (UE) que se había iniciado en la década anterior. Alemania se afianza como tercera potencia económica mundial detrás de EE.UU. y Japón. Gran Bretaña, al igual que Francia, pierde prácticamente la totalidad de sus colonias, en un proceso que se inició una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y que se vio precipitado en gran medida tras la independencia de Libia.
Puede considerarse la década de las ideologías. En Europa la juventud se alza en lo que posteriormente se conoció como el "Mayo Francés". Los movimientos sociales adquieren cada vez mayor importancia en América Latina, particularmente en Chile, donde en 1969 un gobierno socialista llegaría al poder por la vía democrática.
En oriente medio se había vivido una trascendental transformación, debido a la instauración del estado de Israel en 1948, el cual quedó enclavado en el centro neurálgico de esta región.
Además, las ingentes reservas de petróleo descubiertas principalmente en los llamados países del Golfo, le dieron a esta región un peso sin precedentes en la economía del planeta.
La China de Mao vivió en esta década la llamada "Revolución cultural", que supuso una transformación de la milenaria sociedad de este país.
Mientras tanto, Japón continuó desarrollando su reputación de potencia tecnológica y los productos provenientes de este país empezaron a alcanzar prestigio en todo el mundo, impulsando la economía del país, mientras la sociedad era reestructurada radicalmente pero conservando sus raíces culturales.
Década de 1970 a 1979
El conflicto árabe-israelí y la etapa final de la guerra de Vietnam dominan la mayor parte de la vida política de esta época. El mercado del petróleo se ve sacudido por las disposiciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que arrastra a los países industrializados a una crisis en el sector energético y por ende a toda la industria y la sociedad. Se da un bloqueo en el suministro del petróleo y ahora son las naciones productoras las que fijan los precios del combustible.
En Chile, con el derrocamiento del presidente socialista Salvador Allende por los militares en 1973 se da el primer paso en el mundo para detener los regímenes comunistas y llegar a la posterior destrucción del bloque socialista en el mundo.
La Casa Blanca es escenario del escándalo Watergate que llevó a que el presidente Richard Nixon fuera el único presidente estadounidense en renunciar a su cargo en este siglo.
Al mismo tiempo, el intervencionismo del gobierno de este país ayuda a instaurar dictaduras militares afectas a Washington en varios países de América Latina.
El bloque comunista que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas logró conformar durante varias décadas, empieza a dar señales de desintegración y la potencia soviética se distancia de la China comunista, lo que trajo consigo el debilitamiento de la influencia comunista en el mundo.
En Europa, a pesar de la crisis energética, los países occidentales de este continente logran igualar el nivel de vida de los Estados Unidos de Norteamérica y los países escadinavos consiguen el más alto equilibrio económico social del mundo.
En 1979 los fundamentalistas musulmanes toman el control de Irán bajo el liderazgo de Ayatolá Ruholá Jomeini, con lo que este país se retira de la influencia occidental y se encierra en el más radical de los estados basados en Sharia (ley islámica).
Década de 1980 a 1989
El inicio de este decenio está marcado por el aumento de las tensiones entre la URSS y EE.UU. La amenaza nuclear se hace más latente que nunca, por lo que a mediados de la década se produce un acercamiento entre los dos bloques, que se ve favorecido principalmente por las políticas conocidas en occidente como Glasnost y Perestroika, del mandatario soviético Mijail Gorbachov.
El terrorismo internacional que se venía presentando desde la década anterior se intensifica y EE.UU. ataca a la Libia de Muamar Gadafi, como represalia por ataques terroristas supuestamente patrocinados por ese país.
Perú, que salía de un régimen dictatorial de doce años, y que retornaba a la democracia, se enfrenta al movimiento terrorista Sendero Luminoso, que comienza su accionar en los accidentados pueblos de los Andes, y que, poco a poco, fue incursionando en la capital.
Por otra parte, las desigualdades en el desarrollo entre los diferentes pueblos del mundo se evidencian con la hambruna que devasta a varios países de África. En Etiopia la situación se torna particularmente dramática debido a la sequía.
En 1989 la URSS y el bloque soviético en general se encuentran más debilitados que nunca. En noviembre el muro de Berlín, que encarnaba la división de dicha ciudad desde el fin de la segunda guerra mundial, fue demolido por los propios berlineses, dando con ello el golpe de gracia a la era soviética.
La existencia del Sida se hace pública por primera vez en junio de 1981, y acabará presentándose ante el mundo como una epidemia de enormes proporciones.
Países asiáticos como Corea del Sur, Taiwán y Singapur, experimentan un rápido desarrollo industrial que no se detendría durante el resto del siglo.
El narcotráfico ejerce una influencia en las sociedades de países latinoamericanos, en especial en Colombia donde Pablo Escobar se convierte en un verdadero poder paralelo al del estado. La situación degenera en un conflicto transnacional que involucra a EE.UU., en la llamada "guerra contra el narcotráfico".
Los videojuegos se hacen cada vez más populares y comienza a extenderse, de este modo, una industria que en la actualidad genera beneficios superiores a los del cine o la literatura. Una nueva cultura, una nueva forma de aprender, interactuar, pensar, entretenerse.
Década de 1990 a 1999
Esta década dio nacimiento a un nuevo mundo. Tras la caída del muro de Berlín se desencadenó la desintegración de la URSS dando nacimiento a nuevos estados independientes y permitiendo la reforma política en las naciones que habían permanecido bajo su influjo. De entre estas naciones sobresaldría la Federación Rusa, que fue liderada por Boris Yeltsin durante todo el período.
Gracias a los últimos avances en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) la "globalización", proceso presente, desde hace siglos, comienza a alcanzar niveles nunca antes imaginados.
El Consenso de Washington (Estados Unidos), acuerda un paquete de políticas económicas para reformular y ajustar todas las economías nacionales del mundo. En 1994 se crea la Organización Mundial del Comercio; junto con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial desempeñarán un papel central durante la década.
Los Estados Unidos conocen bajo el gobierno de Bill Clinton un crecimiento económico sin precedentes. Además, la administración de Clinton respaldó negociaciones en Oriente Medio que llevaron a que el conflicto árabe-israelí estuviera más cerca que nunca de resolverse, si bien no llegó a concretarse una solución.
La República Popular China empezó a ver los beneficios de su política de transformación económica iniciada a finales de los años 1970, que hicieron que el país abandonara poco a poco los principios de la economía comunista clásica desarrollando una particular economía de mercado.
El nacimiento de la Unión Europea (UE) en 1993, dio al mundo un nuevo bloque político económico fuerte que paulatinamente se colocó como una fuerza predominante en Europa.
Oriente medio aumentó su división interna y los países árabes dejaron de representar un peligro para la existencia del estado de Israel.
La Guerra del Golfo dividió a los países árabes, algunos de los cuales se aliaron con potencias occidentales para atacar a Irak que bajo el gobierno de Saddam Husein había invadido Kuwait.
América Latina es la región que aplica en forma más disciplinada las políticas económicas del Consenso de Washington. Los presidentes Menem (Argentina), Collor de Melo (Brasil), Salinas de Gortari (México), y Fujimori (Perú), resultan los principales exponentes de esas políticas.
Se crea el Mercosur (1991). México entra al NAFTA, con EE.UU. y Canadá.
En Chile tras diecisiete años, termina un fructífero gobierno militar (denominado dictadura por grupos de izquierda) que estableció sólidas bases políticas y económicas, y se inicia un largo gobierno de la Concertación entre socialistas y demócrata-cristianos que se extiende por dos décadas.
En Paraguay finaliza una de las dictaduras más largas de la historia y se abre una prolongada etapa democrática.
Al sur de México se produce el levantamiento indígena zapatista (1994). En Guatemala con la firma de la paz en 1996 finalmente termina una guerra civil que duró 36 años y que dejó más de 200.000 muertos y desaparecidos.
La década termina con América Latina como la región con mayor desigualdad social de la Tierra y la única en la que no se avanzó en la lucha contra la pobreza (Banco Mundial, 2003).
La aparición de Internet como una herramienta al alcance de la población, marca una revolución cultural cuyo alcance aún no puede ser claramente evaluada, pero que sin duda ha cambiado para siempre la manera en que las personas se comunican.

 Fuentes Internet:
http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XX
Ver guerras y conflictos del siglo:
http://www.azc.uam.mx/csh/sociologia/sigloxx/guerras.html
instauración de los dictadores en América latina 
Guerra de independencia: lucha armada, guerra civil…
La Guerra de Independencia de los pueblos hispanoamericanos fue cruel, encarnizada, y puso de manifiesto las luchas internas de poder entre la élite criolla. La clase dominante se fraccionó en distintos grupos de poder: patriotas realistas, centralistas, federalistas, moderados, liberales y conservadores. Por ejemplo, en Chile, el Congreso Nacional estaba dividido en grupos: moderados e independentistas (encabezados por Bernardo O'Higgins). En Venezuela, el Congreso Nacional mostró, también, diferencias entre los grupos políticos, sin embargo, los grupos a favor de la independencia dominaron. Francisco de Miranda y Simón Bolívar (ambos independentistas) organizaron, en 1810, la Sociedad Patriótica, con el fin de lograr la separación. Venezuela declaró la independencia en 1811, y redactó una constitución que adoptó la forma de gobierno republicano y federal, similar a la Constitución de Estados Unidos. Los conflictosinternos y la movilización de las fuerzas españolas sofocaron y suprimieron la Primera República de Venezuela. Ante el fracaso venezolano, y las pocas posibilidades de lograr el apoyo de Nueva Granada para la recuperación de Venezuela, Bolívar decidió exilarse en Jamaica.
En México, los sectores populares más afectados por las luchas entre criollos y peninsulares fueron los indios y los mestizos. Ante las pésimas condiciones sociales y económicas del campesino indígena, el padre Miguel Hidalgo se levantó en rebelión, en 1810. El Grito de Dolores inició la guerra de independencia de México. Este movimiento era esencialmente indígena y campesino, y careció del apoyo de los sectores dominantes como la iglesia y la elite criolla. Ante la derrota y muerte de Hidalgo, en 1811, José María Morelos retomó la lucha armada. Para 1813, éste convocó el Congreso de Chilpancingo, y planteó la independencia absoluta de México. La causa libertaria de Morelos quedó truncada, en 1815, al ser capturado y ejecutado.
En la región de La Plata (Buenos Aires), la lucha entre criollos y peninsulares se vio afectada por otra fuerza externa que ejerció presión sobre la región: Inglaterra. En los años de 1806 y 1807, La Plata fue ocupada por Inglaterra. Esta ocupación provocó una crisis en la administración colonial, pero, también, estimuló el espíritu nacionalista de los porteños, y puso de relieve la fragilidad del imperio español. La única colonia en Sur América que mantuvo la adhesión y lealtad a España fue Perú. Razones de tipo social y racial contribuyeron a este hecho: la clase criolla peruana prefirió mantener la lealtad a España ante el temor de una alianza entre los mestizos y los indios, que eran numéricamente superiores a ellos, pues dicha alianza podía poner en peligro sus intereses económicos y sociales.
En el Caribe, Puerto Rico y Cuba también permanecieron leales a España. Sin embargo, en ambas islas, comenzó a perfilarse un movimiento a favor de la independencia. En Puerto Rico, por ejemplo, hubo una gran simpatía hacia la causa libertaria, y el pueblo puertorriqueño se negó a participar militarmente en contra de los hermanos latinoamericanos. Ante la solidaridad manifiesta de Cuba y Puerto Rico a la guerra de independencia, España decidió reforzar el sistema represivo en las islas con el fin de evitar levantamientos revolucionarios, y logró retener las islas.
Las colonias centroamericanas también se rebelaron contra España. De hecho, la primera provincia en declarar su independencia fue El Salvador. Al contrario de México, la rebelión centroamericana fue fundamentalmente elitista, y tuvo poca participación de los sectores populares. En 1823, el reino de Guatemala -compuesto por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica- declaró la independencia y en 1824,se organizó la República Federal Centroamericana. No obstante, la República Federal Centroamericana enfrentó serias dificultades que la llevaron finalmente al rompimiento que dio origen a las naciones que conocemos hoy. Para 1815, parecía que el movimiento independentista de las colonias españolas había fracasado. En 1816, las fuerzas expedicionarias de Pablo Morillo reprimieron con dureza a Nueva Granada y Venezuela. A pesar de la reacción antirevolucionaria, comenzaron a resurgir fuerzas de resistencia, como las guerrillas. El movimiento independentista renació con el gran triunfo de la batalla de Boyacá, con el cual se liberó Nueva Granada, y se proclamó la formación de la República de la Gran Colombia, compuesta por Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Bolívar encargó la tarea de libertar al Ecuador al general Antonio José de Sucre, y ésta se completó en 1822.
Mientras la lucha bolivariana se recrudeció en el norte de Sur América, en Chile, las fuerzas realistas dominaban la región, y correspondió a José de San Martín la liberación de este país. En la batalla de Chacabuco, de 1817, San Martín derrotó a los españoles, pero fue en la batalla de Maipú cuando San Martín logró la independencia de la región. El triunfo revolucionario en Chile permitió el establecimiento de un gobierno encabezado por O'Higgins, y con su apoyo, San Martín preparó la campaña para conquistar Perú. En ese mismo año, Agustín de Iturbide, en México, proclamó el Plan de Iguala, que declaró la independencia de México. El encuentro de Bolívar y San Martín se produjo en Guayaquil. Como resultado de la entrevista, San Martín renunció a sus cargos, volvió a Chile, y emigró definitivamente a Europa, Bolívar recurrió a Sucre para la liberación del Alto Perú. La batalla de Ayacucho puso fin a las guerras de independencia, y, con la independencia del Alto Perú, nació Bolivia.
Al contrario de las guerras de Independencia de las colonias españolas, la independencia de Brasil no fue tan devastadora. Brasil se convirtió en la sede del gobierno portugués cuando Napoleón ocupó Portugal, y esta presencia fue importante en el desarrollo de la colonia: Río de Janeiro creció y se fortaleció económicamente, y Portugal permitió reformas económicas en Brasil que beneficiaron a los comerciantes brasileños. En el aspecto político, Brasil era regido como un estado autónomo; no obstante, en 1820, se produjo, en Portugal, un levantamiento que exigió la convocación a cortes y el retorno del rey Joao VI. Ante el retorno del rey, las cortes propusieron revocar el gobierno autónomo de Brasil, y esta situación provocó que el heredero al trono de Portugal, Pedro de Braganza -radicado en Brasil- se pronunciara en contra del gobierno de Portugal. Este determinó levantarse en rebelión, declaró la independencia, y se convirtió en el primer emperador de Brasil.
Efectos de la guerra
La lucha por la independencia tuvo serias implicaciones en los recién independizados territorios: la independencia no aseguró el fin de las guerras civiles, y los conflictos regionales se agudizaron luego de la guerra. Las tensiones sociales y raciales prevalecientes durante la guerra polarizaron las sociedades de los nuevos países. El poder político de las naciones independizadas fue débil, y promovió el desarrollo del caudillismo. Aunque la guerra terminó con elmonopolio español, las naciones latinoamericanas quedaron a merced de la influencia económica de Estados Unidos e Inglaterra, que dominaban el mercado atlántico. Esto representó un problema adicional, pues el fuerte desarrollo económico de los norteamericanos resultaba demasiado competitivo para los países recién independizados. Además, en ellos, prevalecía un clima de confusión, desorganización e inestabilidad. Luego de la independencia, las naciones latinoamericanas atravesaron serias dificultades de tipo político y económico que más bien generaron la disgresión de los estados. Además, las potencias extranjeras (como Estados Unidos) veían con gran recelo la unidad latinoamericana, pues podía poner en peligro sus intereses sobre la región.
Después de la independencia, Guatemala buscó apoyo en México como aliado para poder mantener la oligarquía en el poder. Gabino Gaínza declaró su anexión a México e inmediatamente, Iturbide envió un ejército al mando del general Vicente Filísola, que fue muy bien recibido en la capital del reino. Pero se produjo una disensión: El Salvador se sublevó contra los mexicanos, y el ejército de Filísola se dirigió hacia aquella provincia, a la cual pudo someter. A la caída de Iturbide, Filísola volvió a Guatemala, donde la situación había cambiado, y se encontró muchos más partidarios de la separación de México y de una independencia total. Propuso convocar un congreso para decidir lo que había de hacerse. El congreso, reunido el 24 de junio de 1823 en Guatemala, declaró la independencia total. El reino de Guatemala pasó a llamarse Provincias Unidas de Centroamérica, y se nombró un gobierno provisional de tres miembros, encabezado por el doctor Pedro Molina, con la misión de redactar una constitución.
Cuando se redactó la constitución, de influencia norteamericana, en noviembre de 1824, el país pasó a llamarse República Federal Centroamericana. Esta estaba formada por cinco estados, que tenían, a su vez, poderes ejecutivos, legislativos y judiciales completamente autónomos dentro de sus límites territoriales. Las luchas de las oligarquías provinciales para mantenerse en el poder, y la de todos contra el intento centralizador de Guatemala, donde residía el gobierno nacional, llevaron a la disolución de la federación. El presidente, Manuel Arce, y el gobernador de cada provincia (en Costa Rica, Juan Mora Fernández; en Nicaragua, Manuel Antonio de la Cerda; en Honduras, Dionisio Herrera; en El Salvador, Juan Vicente Villacorta; en Guatemala, Juan Barrundia), todos ellos pertenecientes a la oligarquía terrateniente, organizaron gobiernos provinciales fuertes y poco a poco fueron separándose del gobierno central. Nicaragua, Honduras y Costa Rica se declararon independientes en 1838, Guatemala, en 1839, y El Salvador se independizó en 1841.
Comienzo de la vida independiente
Al concluir el siglo XIX, América Latina quedó dividida en 19 naciones y unos territorios incorporados, inmersos en un proceso de formación de nacionalidades que se caracterizará por la violencia que generará la política de los recién nacidos países, en torno a asuntos tales como la anarquía, los gobiernos dictatoriales y la definición de fronteras. Prácticamente todos los países latinoamericanos, menos Brasil, tendrán conflictos de esta naturaleza. La inexperiencia política de los criollos, junto con las luchas civiles y la ambición imperialista de otros países, propiciará la intervención continua de potencias extranjeras como los Estados Unidos e Inglaterra. Esta intervención será el precio que habrá que pagar por irse incorporando a la economía mundial, y al capitalismo europeo, en especial, con Inglaterra.
Al concluir el proceso de liberación, cada una de las nuevas naciones se inició en el ejercicio de la vida independiente en circunstancias muy variadas. Por ejemplo, México sobresale por la complejidad y variedad de los problemas que tuvo que enfrentar, análogos a los que sufrió durante su vida colonial. Además, su posición geográfica lo coloca en una situación conflictiva, pues es, también, la frontera norte de América Latina, y el punto más propicio para la penetración de los países que quisieron apoderarse del control que había perdido España. En otros países, los procesos fueron menos intensos, más localistas, o más uniformes.
México
México inicia su vida independiente bajo el imperio de Iturbide, en 1821 pero, en 1824, promulgó su constitución, y se creó la República Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Surgen dos bandos: los centralistas y los federalistas, quienes se debatirán el poder durante casi dos décadas. Durante la decada de 1830, ante la creciente inmigración de estadounidenses al territorio de Texas, el presidente Santa Anna ordena las fronteras texanas, por lo que surgió el conflictode Texas: los texanos se declararon independientes, y Santa Anna atacó la región para reintegrarla a México. Logró su primera victoria en El Alamo pero, más tarde, fue derrotado. Como resultado, Estados Unidos se apoderó del territorio de Nuevo México y la Alta California. En un segundo enfrentamiento, los norteamericanos invadieron México. El tratado Guadalupe-Hidalgo devolvió la paz: México cedió el territorio desde el Río Grande hasta el Pacífico, y recibió 15 millones de dólares como indemnización.
Tras años de continuas luchas por el poder, Santa Anna (caudillo del pueblo) respaldado por el clero y los grandes terratenientes regresó al gobierno, y se convirtió en dictador. Benito Juárez y otros líderes se rebelaron contra la dictadura de Santa Anna, quien fue derrotado y se exilió en Colombia en 1857. Surgieron nuevos ideales de reforma: separar la Iglesia y el Estado; secularizar la educación; reducir el poderío económico de la iglesia quitándole los bienes; impulsar la economía, y establecer un sistema de justicia apoyado por legislación aprobada por una asamblea representativa.
Se promulgó una nueva constitución en 1857, y Juárez asumió el poder. Dicha constitución prohibía la esclavitud y las propiedades de la Iglesia: concedía la libertad de prensa; eliminaba los monopolios y establecía un gobierno democrático representativo.
Chile
La República de Chile comenzó su vida independiente en medio de una gran desorganización administrativa. El pueblo veía el cuerpo militar como la única salvación. Bernardo O'Higgins fue designado director del país. Su administración provocó malestar entre el pueblo, al eliminar los títulos nobiliarios, e intervenir en los asuntos eclesiásticos. Fundó escuelas y la biblioteca nacional. Tras ser obligado a renunciar, el país atravesó una época de anarquía durante la cual se abolió la esclavitud. La constitución de 1826 dividió al país en ocho provincias. Con la subida de Prieto al poder, comenzó una época de progreso y de orden. Se les concedió el voto a los varones mayores de veinticinco años que supieran leer y escribir, y, además, tuvieran propiedades. De 1841 a 1851, comenzó la expansión del comercio de las minas de cobre. Con Manuel Montt, el déspota ilustrado, el país continuó su acelerado progreso económico y cultural.
Argentina
Fuertes luchas por lograr la unificación territorial de las diferentes regiones argentinas entre federalistas y centralistas iniciaron la vida independiente de la república. Se convocó un congreso en Tucumán como último intento por salvar la unión pero no tuvo efecto. En 1829, se eligió gobernante a Manuel de Rosas, verdadero caudillo del pueblo. Rosas procuró equilibrar las diferentes clases sociales mientras dominó con mano férrea. En 1852, se presentó una constitución que integraba en un país a todas las regiones del antiguo Virreino de la Plata, hecho que trajo como consecuencia otra guerra civil, ante el rechazo que el documento sufrió entre algunos sectores que se oponían a la integración de un gobierno central. Bartolomé Mitre asumió el poder, seguido por Domingo Faustino Sarmiento, y otra guerra civil. En 1880, Buenos Aires fue proclamada capital de la república. A partir de entonces, se terminó la guerra con los indios, se ocupó y colonizó el desierto, se construyeron líneas ferrocarrileras, se fomentó la agricultura, se establecieron el matrimonio civil y la ley de educación.
Cuba
Cuba continuó siendo colonia española hasta 1898, cuando pasó a ser posesión de los Estados Unidos, durante la Guerra Hispanoamericana. El sentimiento separatista se había hecho sentir en la isla, pero Cuba siguió luchando su independencia y la consiguió.
Problemas fundamentales de la vida independiente
Durante el siglo XIX, los gobiernos de los países recién independizados se vieron influidos por las fuerzas militares, la sucesión dinástica en el gobierno, las técnicas de gobierno no delimitadas, los golpes de estado, el exilio de los ciudadanos más capaces, y el constante fracaso de las constituciones
En el momento de tomar las riendas de los nuevos estados americanos, el elemento criollo no estaba preparado para dirigir el país. Las guerras de independencia fueron encabezadas por hombres dedicados a la carrera militar, que dominaban las técnicas de mando pero que apenas poseían cualidades o principios de administración pública. Como consecuencia de sus victorias militares, controlaron las masas populares, y fueron convirtiéndose en caudillos del pueblo, como Simón Bolívar y José de San Martín. Hubo líderes buenos y malos, pertenecientes a todas las clases sociales, del pueblo o de la clase alta, pero todos con algo en común: su preocupación por la patria. La mayoría de las veces, empezaron luchando por causas nobles, aunque terminaran imponiendo su voluntad, por fuerza o por doctrina, para mantenerse en el poder.
El dictador, por lo general, llegaba al poder después de derrocar el régimen existente. Las dictaduras toman auge en América Latina en las cercanías del siglo XIX.
La diferencia entre ambos líderes, el caudillo y el dictador, estriba en la forma en que llegan al poder: el caudillo recibía el apoyo de las masas del pueblo, era un líder natural, y tenía grandes sectores del pueblo incondicionalmente a sus órdenes. Por el contrario, el dictador era un líder que se apoyaba en las fuerzas militares para ejercer el control de la región. Su gobierno, tiránico y totalitario, menospreciaba o ignoraba el poder legislativo. Tanto uno como el otro promovieron inestabilidad política durante los años posteriores a la independencia.
La única excepción fue Brasil ya que, una vez logró su independencia de Portugal, llevó una vida pacífica libre de dictaduras durante todo el siglo XIX. Esta situación permitió al país iniciar una vida independiente más productiva que la de otras regiones. Como resultado, el desarrollo económico que alcanzó el país durante el siglo XIX fue más sólido.
En el siglo XX
México
El 18 de Julio de 1872 fallece el presidente Lic. Benito Juárez, declarado Benemérito de las Américas, y, tras de ocupar la Presidencia de la República el Lic. Sebastián Lerdo de Tejada, se proclama el plan de Tuxtepec y el 28 de Noviembre de 1876 asume la Presidencia por primera vez el Gral. don Porfirio Díaz, quien, olvidándose de las viejas causas liberales por las cuales combatiera tan brillantemente, principia por establecer una dictadura patriarcal, que si bien da al país 30 años de paz, pronto degenera y crea una casta de privilegiados que se confabulan con la aristocracia de caciques, hacendados y latifundistas que explotan y oprimen al pueblo.
Por un período muy corto está en la presidencia Manuel González y en 1880 regresa Porfirio Díaz a ocuparla nuevamente. En las siguiente elecciones estaban, Francisco I. Madero candidato del Partido Antireleccionista en contra de Porfirio Díaz y Madero fue hecho prisionero en San Luis Potosí mientras se realizaban las elecciones.
Díaz se reeligió y Madero escapó de la cárcel y se refugio en San Antonio, Texas donde dio a conocer el Plan de San Luis. En él declara nulas las elecciones desconocía al régimen de Díaz, exigía el sufragio efectivo y la no reelección y, señalaba el 20 de Noviembre de 1910 para que el pueblo se levantara en armas contra el tirano.
Al llamado Plan de San Luis, se pronunciaron hombres como Pascual Orozco, Pancho Villa, Emiliano Zapata etc. La insurreción se extendió poco a poco por todo el País. En Mayo de 1911 cayó Ciudad Juárez en poder de los maderístas. Debilitado el gobierno de Díaz entra en negociaciones y el 25 del mismo mes el dictador presentó su renuncia y abandonó el país el 25 de mayo de 1911.
La revolución Maderista del 20 de noviembre de 1910 derrotó al dictador Porfirio Díaz y logró sentar en la Presidencia con sufragios efectivos a don Francisco I. Madero. En Coahuila don Pablo González, el viejo magonista, y estando de acuerdo con don Francisco I. Madero y con Venustiano Carranza para lanzarse contra la Dictadura Porfirista, lo hizo pronunciándose al grito de "!Viva Madero!" el 22 de enero de 1911 en el Puerto del Carmen, del Municipio de Nadadores, Coahuila, al frente de muchos después connotados jefes como Francisco Murguía, Cesáreo Castro, Idelfonso V. Vázquez, Teodoro Elizondo y muchos más.
Francisco I. Madero inmaculado prócer y mártir de la democracia a partir de los Tratados de Ciudad Juárez del 10 de mayo de 1911 y con la renuncia de don Porfirio Díaz, dejó como presidente interino al Lic. Francisco León de la Barra y al antiguo Ejército Federal porfirista según acuerdos en pie, error tremendo que criticó don Venustiano Carranza: "Revolución que tranza, Revolución que se pierde".
Por otra parte, los Porfiristas reclamaban sus antiguos privilegios; los zapatistas exigían el reparto de tierras; la prensa lo atacaba a diario y las rebeliones de Félix Díaz y Bernardo Reyes, independientes entre sí, confluyeron en la llamada Decena Trágica para asentarle el golpe definitivo a Madero.
Chile
En 1946 ganó las elecciones Gabriel González Videla, líder del Partido Radical, apoyado por una coalición de izquierda cuyos principales componentes eran su propia agrupación y el Partido Comunista. Videla nombró a tres comunistas para ocupar carteras ministeriales, pero la coalición consiguió mantenerse apenas seis meses, ya que los ministros comunistas, con frecuencia enfrentados con los demás miembros del gabinete, fueron destituidos en abril de 1947. Hacia finales del mismo año, Chile rompió relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. En 1948 centenares de comunistas fueron encarcelados en virtud de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, que proscribió al Partido Comunista. Poco después fue sofocada una rebelión militar encabezada por el antiguo presidente Ibáñez. Durante los años siguientes fueron frecuentes las manifestaciones sociales y sindicales. En 1951 se produjeron huelgas en casi todos los sectores de la economía. Al año siguiente, la reacción popular contra los partidos tradicionales tuvo como consecuencia la elección del general independiente Carlos Ibáñez, quien restauró el orden en cierta medida, aunque no pudo solucionar los problemas económicos y sociales. En 1958 asumió la presidencia Jorge Alessandri, y propuso un plan de diez años que establecía reformas fiscales, proyectos de infraestructura y la reforma agraria. En 1964 rompió relaciones diplomáticas con Cuba, aunque restableció los vínculos con la Unión Soviética. En 1960, un maremoto y un terremoto sacudieron al país provocando enormes daños y miles de muertos, especialmente en la zona de Valdivia. En las elecciones presidenciales de 1964, el antiguo senador Eduardo Frei Montalva, candidato de la centrista Democracia Cristiana, derrotó a una coalición de izquierdas. Las importantes reformas de Frei, como la nacionalización parcial del sector del cobre (la denominada ‘chilenización del cobre’), provocaron la insatisfacción de algunos sectores de la derecha, lo que desembocó en una violenta oposición política. Al aproximarse las elecciones presidenciales de 1970, la oposición de izquierda se coaligó en la Unidad Popular. Nombró candidato a Salvador Allende quién ganó las elecciones y comenzó rápidamente a cumplir sus promesas electorales, orientando al país hacia el socialismo (con su popular lema "vía chilena al socialismo". Se instituyó el control estatal de la economía, se nacionalizaron los recursos mineros, los bancos extranjeros y las empresas monopolistas, y se aceleró la reforma agraria. Además, Allende lanzó un plan de redistribución de ingresos, aumentó los salarios e impuso un control sobre los precios. La oposición a su programa político fue muy vigorosa desde el principio y hacia 1972 se había producido una grave crisis económica y una fuerte polarización de la ciudadanía. La situación empeoró aún más en 1973, cuando el brutal incremento de los precios, la escasez de alimentos (provocada por el recorte de los créditos externos), las huelgas y la violencia llevaron al país a una gran inestabilidad política. Esta crisis se agravó por la injerencia de Estados Unidos, que colaboró activamente por desgastar al régimen de Allende. El 11 de septiembre de 1973 los militares tomaron el poder mediante un golpe de Estado, pereciendo Allende en la defensa del palacio presidencial. (La opinión generalizada es que Allende se suicidó durante el asalto al palacio de la Moneda).
Argentina
A principios del s. XX se manifestó la necesidad de reformar el sistema político en un sentido democrático. En la presidencia de Roque Sáenz Peña se aceptó una nueva ley electoral que desde 1912 permitió fundamentales renovaciones. Distintos matices de la democracia argentina se personificaron en Juan B. Justo, Lisandro de la Torre e Hipólito Yrigoyen. Éste asumió la presidencia en 1916 como representante de los radicales. Lo sucedió en 1919 Marcelo T. de Alvear, pero en 1928 Yrigoyen volvió al poder. En 1930 un movimiento armado derrocó el régimen constitucional y puso en el poder al general José Félix Uriburu. Varios presidentes se sucedieron en un período turbulento en el que se adoptaron políticas cada vez más conservadoras y autoritarias. Presionado por los Estados Unidos, el gobierno de Pedro P. Ramírez declaró la guerra a Alemania y Japón en 1944. En las elecciones presidenciales de 1946 triunfó el entonces coronel Juan D. Perón, que fue reelegido para el período 1952-1958. En septiembre de 1955, la revolución encabezada por el general Eduardo Lonardi lo obligó a renunciar a su cargo. En febrero de 1958 fue elegido presidente constitucional para el período 1958-1964 Arturo Frondizi, quien no consiguió detener la crisis económica que asolaba al país desde 1950. A partir de 1962, cuando fue destituido Frondizi por las fuerzas armadas, se sucedieron diversos gobiernos militares y civiles. Perón volvió al poder en 1973, y tras su muerte, ocurrida al año siguiente, lo sucedió en la presidencia su esposa, María Estela Martínez. Continuaron aumentando los problemas económicos y los conflictos sociales, y en 1976 un golpe de estado dio el poder a una junta militar, presidida sucesivamente por Jorge Rafael Videla, Roberto Viola y Leopoldo F. Galtieri. El 2 de abril de 1982 las fuerzas armadas argentinas recuperaron las islas Malvinas, en posesión británica. La derrota ante la armada británica trajo como consecuencia la caída del gobierno castrense. Raúl Alfonsín asumió la presidencia en 1983 e intentó infructuosamente sanear la economía nacional, agobiada por la falta de inversiones y el endeudamiento externo. En 1989 las elecciones dieron el triunfo al peronista Carlos Saúl Menem. Su objetivo fundamental fue recuperar la disciplina económica y atraer la inversión. Durante su gobierno se redujo la inflación y la economía se recuperó.
Cuba
Desde 1909 la vida política de Cuba se desenvolvió normalmente, con las alternativas de algunos movimientos armados. Desde 1933 se hizo sensible la gravitación política de Fulgencio Batista, triunfante en la revolución del 4 de septiembre de ese año y presidente de 1940 a 1944. Batista volvió a la presidencia en 1952, encabezando un movimiento armado, gobernando desde entonces tiránicamente. En 1956, Fidel Castro desembarcó en la isla, iniciando un movimiento revolucionario que en dos años derrocó a las autoridades constituidas. Castro entró en la Habana en enero de 1959. El primer presidente revolucionario, Manuel Urrutia Lleó, debió renunciar a corto plazo por oponerse a las influencias comunistas dentro de su gobierno. Bajo la presidencia de Osvaldo Dorticós Torrado, Fidel Castro proclamó en 1961 la "República Socialista". Entre las medidas decretadas desde entonces figuraron la reforma agraria, la reforma urbana, la nacionalización de la educación, la reorganización del poder ejecutivo, la supresión de las elecciones y el mejoramiento de la flota mercante. Durante las décadas de 1960 y 1970, Cuba se convirtió en un país satélite de la Unión Soviética, encargándose de exportar la revolución comunista al Tercer Mundo. Al iniciarse los años ochenta, había tropas cubanas en Angola y Etiopía, y Cuba prestaba ayuda a gran cantidad de movimientos guerrilleros en América latina. Para desligarse de su imagen de mero seguidor de la URSS, Castro asumió un papel de liderazgo en el movimiento de países no alineados. La caída del comunismo, primero, y la posterior desaparición de la Unión Soviética (1991) supusieron el aislamiento político y económico de Cuba. En 1993 el presidente Castro anunció medidas para liberalizar la economía, la cual se encontraba sumida en una profunda crisis.
DESARROLLO
Los dictadores
México
Porfirio Díaz
Porfirio Díaz, militar y político mexicano, presidente de la República (1876-1880; 1884-1911), cuyo ejercicio del poder ha dado nombre a un periodo de la historia de México conocido como Porfiriato. Nació en Oaxaca y se alistó en el Ejército, participando en tres guerras: la guerra mexicano-estadounidense (1846-1848); la guerra civil (1858-1861) entre liberales y conservadores, llamada guerra de Reforma, en la que apoyó la causa liberal de Benito Juárez y la guerra patriótica (1863-1867) contra Maximiliano I, archiduque de Austria y emperador de México.
Díaz no alcanzó la presidencia de México frente a Juárez en 1867, ni tampoco en 1871. Después de cada derrota encabezó sendas e infructuosas rebeliones militares, mediante las que pretendía alcanzar el poder. En 1876 protagonizó una prolongada serie de acciones militares y derrocó al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, asumiendo la presidencia de la República. Según la Constitución mexicana, Díaz no podía permanecer en la presidencia durante dos mandatos consecutivos por lo que tuvo que renunciar en 1880 aunque continuó en el gobierno como secretario de Fomento. Fue reelegido en 1884 y consiguió la aprobación de una enmienda a la Constitución que permitía la sucesión de mandatos presidenciales, permaneciendo en el poder hasta 1911.
Al frente de México, casi como delegado divino, Porfirio Díaz… Don Porfirio, que era, para la generación adulta entonces, una norma del pensamiento sólo comparable a las nociones del tiempo y del espacio, algo como una categoría kantiana. Atlas que sostenía la República, hasta sus antiguos adversarios perdonaban en él al enemigo humano, por lo útil que era, para la paz de todos, su transfiguración mitológica.
A la cultura de la Revolución Mexicana la anteceden los treinta y tantos años de dominio avasallador del general Porfirio Díaz, décadas de arraigo profundo de una interpretación reverente (tanto activa como pasiva) del autoritarismo. Que el nombre del dictador bautice o sintetice el periodo se explica con facilidad y no sólo por razones políticas. Comparten rasgos una persona (Porfirio Díaz), una élite política e intelectual (el grupo conocido como los "científicos" y sus alrededores literarios) y lo más visible y reconocible de una época. Tienen en común el orden impuesto a como dé lugar; la estricta jerarquización del sistema político y la existencia cotidiana; la devoción ante el modelo europeo (del que adoptan los rasgos externos, el cuidado de la apariencia, el fetichismo de la respetabilidad); la fe en un progreso constituido de modo tangible con ferrocarriles y fábricas y empréstitos y reconocimiento de los demás estados; las vagas líneas divisorias entre decoro y decoración.
Su régimen estuvo marcado por logros importantes, pero también por un gobierno severo. Durante el mandato de Díaz, la economía de México se estabilizó y el país experimentó un desarrollo económico sin precedentes: se invirtió capital extranjero (sobre todo estadounidense) en la explotación de los recursos mineros del país; la industria minera, la textil y otras experimentaron una gran expansión; se construyeron vías férreas y líneas telegráficas; y el comercio exterioraumentó aproximadamente en un 300%. Por otra parte, los inversores extranjeros agotaron gran parte de la riqueza del país, casi todos los antiguos terrenos comunales (ejidos) de los indígenas pasaron a manos de un pequeño grupo de terratenientes, y se extendió la pobreza y el analfabetismo. Las manifestaciones del descontento social fueron reprimidas por Díaz con mano de hierro, hasta que se produjo la Revolución de 1911, encabezada por Francisco Ignacio Madero. Díaz fue obligado a dimitir y a abandonar el país. Murió en el exilio, en París.
Chile
Augusto Pinochet Ugarte.
Augusto Pinochet Ugarte, político y militar chileno, jefe del Estado (1973-1990). Nació en Santiago y estudió en la Academia Militar de Chile. Tras sucesivos y constantes ascensos de graduación, fue nombrado general de brigada durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970). En la época presidencial de Salvador Allende fue comandante de la guarnición de Santiago y, en 1972, se le designó comandante en jefe del Ejército. Protagonizó el golpe de Estado de 1973, apoyado desde Estados Unidos, que culminó con el derrocamiento y la muerte de Allende. Pronto, como jefe de la Junta de Gobierno, limitó la actividad política y su régimen de represión y autoritarismo fue condenado por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en 1977.
En 1980, una Constitución promovida por él le confirmó en el poder para un periodo de ocho años; dicha Constitución también declaraba que, al final de ese lapso, se celebraría un plebiscito para determinar si debía continuar en el desempeño de la jefatura del Estado. El referéndum tuvo lugar en octubre de 1988 y le negó el derecho a prolongar su presidencia a partir de marzo de 1990 (los votos fueron del 55% en contra de su prórroga presidencial y el 43% a favor), aunque se mantuvo en su cargo de comandante en jefe del Ejército. El 7 de enero de 1998, la Cámara de Diputados aprobó una declaración de rechazo a la inminente incorporación de Pinochet al Senado, tras su retirada de la jefatura del Ejército, la cual tuvo lugar, el 10 de marzo de ese año.
Augusto Pinochet Ugarte suspendió inmediatamente la Constitución, disolvió el Congreso, impuso una estricta censura y prohibió todos los partidos políticos. Asimismo, lanzó una fuerte campaña represiva contra los elementos izquierdistas del país: miles de personas fueron arrestadas y centenares de ellas ejecutadas o torturadas; muchos chilenos se exiliaron, mientras que otros pasaron largos años en prisión o se dieron por desaparecidos.
Durante los años siguientes, la Junta Militar gobernó al país con gran rigor, aunque hacia finales de la década pudo apreciarse una cierta apertura. En 1978 se levantó el estado de sitio (aunque siguió en vigor el estado de emergencia) e ingresaron más civiles en el gabinete. Sin embargo, Chile siguió siendo esencialmente un Estado policial. Una nueva Constitución, la de 1980, sometida a referéndum el día del séptimo aniversario del golpe militar, legalizó el régimen hasta 1989; Pinochet inició en marzo de 1981 un nuevo periodo de gobierno, ahora como presidente, con una duración de ocho años.
En el ámbito económico, el gobierno de Pinochet aplicó medidas de austeridad que provocaron el recorte de la inflación y una mayor producción entre 1977 y 1981. No obstante, a partir de 1982, la recesión mundial y la caída de los precios del cobre provocaron un retroceso de la economía chilena. En 1983 se produjeron amplias protestas contra el gobierno, seguidas de una serie de atentados en las grandes ciudades. El aumento de la tensión popular y el progresivo deterioro de la economía llevaron a Pinochet a reinstaurar el estado de sitio en noviembre de 1984. A finales de ese mes, se firmó un tratado con Argentina, en el que se ratificaba la soberanía chilena sobre tres islas del canal de Beagle (Picton, Nueva y Lennox). En septiembre de 1986, tras un fallido intento de atentar contra la vida de Pinochet, se desarrolló por parte del gobierno una nueva campaña represiva.
En agosto de 1988 se levantó finalmente el estado de emergencia y dos meses después se permitió a los chilenos organizar un plebiscito sobre si debía o no prorrogarse hasta 1997 el mandato de Pinochet, que terminaba en marzo de 1989. A pesar de que casi el 55% del electorado votó por el "no", el mandato de Pinochet se prorrogó automáticamente hasta marzo de 1990, a la espera de la celebración de las elecciones presidenciales y legislativas. En diciembre de 1989, durante los primeros comicios presidenciales en 19 años, los votantes eligieron por mayoría al candidato demócrata cristiano Patricio Aylwin, quien dio inicio al proceso de transición a la democracia, promovió una serie de reformas económicas y nombró una comisión para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen de Pinochet. Las reformas económicas iniciadas por Aylwin permitieron que más de un millón de chilenos salieran de la pobreza. En las elecciones presidenciales de 1993, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, hijo del antiguo presidente Eduardo Frei Montalva, resultó triunfador.
En 1994 Chile solicitó su entrada en el Tratado de Cooperación Económica Asia-Pacífico (CEAP) y en el Tratado de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA). En 1996 el gobierno de Eduardo Frei logró la integración de Chile en el Mercado Común del Sur (Mercosur).
En las elecciones legislativas de diciembre de 1997, la Concertación de Partidos por la Democracia (integrada por la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical Socialdemócrata) alcanzó la mayoría en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, y a diferencia de las elecciones de 1993, la derechista Unión por Chile consiguió aumentar sus escaños. En el Senado se consolidó también el bloque de derechas, lo que impedirá llevar a cabo reformas democráticas en la Constitución de 1980, aprobada durante la dictadura.
Un mes después, en medio de duras críticas y acusaciones contra Augusto Pinochet, senador vitalicio a partir de marzo de 1998, el presidente Eduardo Frei destituyó a su ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, por mantener una postura demasiado cercana al militarismo y al ex-general.
Argentina
Peronismo
El peronismo es un movimiento político argentino de carácter populista surgido en 1945 y liderado por Juan Domingo Perón. Integrado por corrientes muy diversas, que con el tiempo originarían profundas contradicciones en su seno, y sin la cohesión de un programa ideológico definido, el peronismo se centró en la personalidad y en la obra de Perón.
La victoria del peronismo en las elecciones del 26 de febrero de 1946 se apoyó fundamentalmente en el voto de los pequeños y medianos propietarios, en el de los trabajadores y en el de la burguesía industrial. Esta coalición política supo aprovechar los intereses de los nuevos sectores sociales que el proceso de industrialización había conformado. Apoyado institucionalmente en el Ejército y en los sindicatos, el peronismo persiguió la creación de un capitalismo nacional independiente. Dio un decidido impulso a la industria del país, se nacionalizaron importantes sectores de la misma, hasta entonces en manos de capital extranjero, y se invirtieron grandes cantidades en obras públicas. La política social, dinamizada por la fuerte personalidad de María Eva Duarte de Perón (Evita), reportó importantes avances laborales, que culminaron con la proclamación de los Derechos del Trabajador, y mejoras sociales como el sufragio femenino o laconstrucción de miles de escuelas y centros de salud.
Uno de los objetivos principales del peronismo fue la disminución de las desigualdades y la búsqueda de una conciliación de clases que evitara los conflictos sociales. Hasta la década de 1950, el gobierno justicialista de Perón desarrolló su política con éxito, pero, a partir de estas fechas, las dificultades y la pérdida de apoyos debilitaron al movimiento peronista, que exhibió desde entonces una tendencia más acentuada hacia el autoritarismo. Hacia 1952, dos malas cosechas consecutivas provocaron la disminución de la capacidad exportadora, que, junto al aumento de la inflación y de la especulación, determinaron una crisis económica, agravada por la falta de reservas del Banco Central y por el endeudamiento exterior.
La presión de la oligarquía; el acoso de la burguesía industrial, que había visto frustradas sus expectativas; la oposición de la Iglesia, que no aceptaba medidas como la ley del divorcio o la legalización de los matrimonios civiles; el descontento de algunos sectores del Ejército; la muerte de Eva Duarte, que privaba al peronismo de su figura más popular, y la ruptura del bloque de fuerzas que lo conformaba fueron, en conjunto, motivos que debilitaron el gobierno de Perón y forzaron su retirada del poder en 1955. Sin embargo, el peronismo, como corriente política, logró mantenerse y resistir durante la dictadura militar. Tras el triunfo del Frente Justicialista en 1973, el peronismo retomó el poder, convocó nuevos comicios y situó a su líder en la presidencia. La muerte de Perón (1974) agudizó los enfrentamientos internos.
En 1976, un golpe de Estado militar desalojó del gobierno a los peronistas. La recuperación del poder por los peronistas se consiguió en 1989, seis años después de la restauración de la democracia en Argentina —y del triunfo del radicalismo en las elecciones democráticas de 1983—, de la mano de Carlos Saúl Menem, líder del peronismo y desde entonces presidente de Argentina.
Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón (1895-1974), político argentino, fundador del peronismo (movimiento político actualmente aglutinado en el Partido Justicialista), presidente de la República (1946-1952; 1952-1955; 1973-1974) y una de las figuras latinoamericanas más destacadas del siglo XX, que llevó a cabo importantes cambios en la política de Argentina.
Nació en Lobos (provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895, y estudió en el Colegio Militar (1911-1913) y en la Escuela Superior de Guerra (1926-1929). En 1930 participó en un levantamiento militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, y fue nombrado secretario privado del ministro de la Guerra (1930-1935). Más tarde impartió clases en la Escuela Superior de Guerra, pasó un año en Chile como agregado militar, publicó cinco libros sobre historia militar y viajó a Italia para estudiar métodos militares alpinos. A su regreso a Argentina en 1941, Perón, admirador del dictador fascista italiano Benito Mussolini, fundó el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), que en 1943 protagonizó un golpe de Estado que depuso a Ramón Castillo y procedió a transformar el movimiento sindical, debilitando la influencia que ejercían sobre él los partidos de izquierdas, para lo que promulgó nuevas leyes, reformó las existentes y creó nuevos sindicatos. Alcanzó popularidad entre las clases obreras, pero según crecía su poder (fue nombrado vicepresidente de la República además de ministro de la Guerra) aumentaba la oposición entre las Fuerzas Armadas. El 9 de octubre de 1945 fue obligado a dimitir de sus cargos, siendo detenido y encarcelado. La dimisión de Perón provocó una crisis de gobierno que fue resuelta el 17 de octubre, cuando sus seguidores sindicalistas, especialmente la Confederación General del Trabajo (CGT), lograron su puesta en libertad. Cuatro días más tarde, Perón, que era viudo, se casó con su compañera, María Eva Duarte, más conocida por el nombre de 'Evita', quien, como primera dama de la Argentina, dirigió las relaciones sindicales y los servicios sociales puestos en marcha por el gobierno de su marido, hasta su prematura muerte en 1952. Adorada por las masas, influyó para que se estableciera el sufragio femenino (logrando la integración de la mujer en la vida política argentina) y fue, más que nadie, la responsable de la popularidad del régimen de Perón (quien manejaba a las masas con consumada habilidad). En octubre de 1946, Perón promulgó un ambicioso plan quinquenal para la expansión de la economía, que consistía principalmente en utilizar el gasto público como medio para reactivar el mercado luego de la recesión por la que había pasado.
Tras una campaña electoral represiva y violenta, Perón fue elegido presidente en 1946, con el 56% de los votos. Creador de su propio movimiento, el peronismo, siguió políticas sindicalistas, nacionalistas y populistas, con la ayuda de su esposa, que pasó a ser un destacado miembro influyente, pero informal, de su gobierno. Sin embargo, a principios de la década de 1950 comenzaron a disminuir las ventajas de que gozaba la clase trabajadora de las ciudades. La muerte de Evita (1952), las dificultades económicas, la creciente agitación laboral y la excomunión de Perón por parte de la Iglesia católica debilitaron aún más su gobierno. Su derrocamiento a manos del Ejército, en 1955, fue reflejo del rechazo popular a su gobierno dictatorial. Sin embargo, durante sus 18 años de exilio, Perón contó con la adhesión de los sindicatos y su influencia en la política de Argentina, apoyando a sus seguidores en su intento por alcanzar el poder. Finalmente, se le permitió regresar a Argentina, una vez que los peronistas, agrupados en el Frente Justicialista de Liberación, vencieron en las elecciones presidenciales de 1973, y fue reelegido presidente, con su tercera esposa, María Estela Martínez de Perón, como vicepresidenta. Murió, en el ejercicio de ese cargo, el 1 de julio de 1974, sustituyéndole al frente de la presidencia su esposa.
Carlos Saúl Menem
Carlos Saúl Menem, político argentino, presidente de la República (1989-hasta ahora ), el primero que accedió al cargo, desde 1928, siguiendo los cauces constitucionales de sucesión del anterior jefe de Estado.
Nacido el 2 de julio de 1930 en Anillaco (La Rioja), hijo de inmigrantes sirios, fue educado como musulmán suní. En su adolescencia, se convirtió al catolicismo e inició su actividad política cuando realizaba sus estudios universitarios. A los 25 años, se licenció en derecho por la Universidad de Córdoba. Miembro del Partido Justicialista (la organización política del peronismo), en 1955 fundó las Juventudes Peronistas. Al año siguiente, fue encarcelado por su participación en el intento de restablecer en el poder al desterrado Juan Domingo Perón, y se convirtió en asesor legal de la Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato peronista, función que desempeñaría hasta 1970. En las elecciones de 1962, se presentó candidato al cargo de gobernador adjunto de su provincia natal de La Rioja, pero el golpe militar que derrocó al presidente Arturo Frondizi malogró la aplicación práctica de los resultados de los comicios. Sin embargo, en 1963 fue elegido presidente provincial del Partido Justicialista.
En 1973, tras el regreso al poder de Perón, Menem venció en los comicios para elegir gobernador de la provincia de La Rioja. Fue encarcelado en 1976, cuando la presidenta María Estela Martínez de Perón, viuda y sucesora del dictador, resultó derrocada por un golpe militar que supuso el acceso al poder de la Junta Militar presidida por Jorge Rafael Videla, y no salió en libertad hasta 1981.
Reelegido gobernador de La Rioja en 1983 y 1987, al año siguiente recibió la nominación peronista para la candidatura presidencial. En mayo de 1989, fue elegido presidente de la República tras vencer a E. C. Angeloz, el candidato de la Unión Cívica Radical. Sustituyó, por tanto, a Raúl Alfonsín (el primer presidente elegido democráticamente después del lapso dictatorial que había transcurrido desde 1976 hasta 1983), con lo que se confirmaba el pleno retorno a la democracia en Argentina, al producirse, en julio de 1989, la primera transición plenamente constitucional desde hacía 71 años. Figura hasta cierto punto extravagante, describió la corriente política a la que pertenecía desde su irrupción en la vida pública, el peronismo, con los calificativos de: nacionalista, populista, humanista, socialista y cristiana. Menem trabajó desde el principio de su mandato para reformar la estructura del Estado, privatizar el sector público industrial, alcanzar un mercado libre, profundizar en el perdón a los militares implicados en la dictadura (en diciembre de 1990, su gobierno concedió el indulto a los miembros de las distintas juntas militares) y restablecer relaciones con Gran Bretaña tras la guerra de las Malvinas (1982). En 1991, el gobierno de Menem se unió a los de Brasil, Paraguay y Uruguay para firmar el Tratado de Asunción, que confirmó la intención de estos países de crear el Mercado Común del Sur (Mercosur). En 1992, el mismo año en que se reanudaron las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, Menem ordenó que se hicieran públicos todos los expedientes secretos sobre las actividades nazis en Argentina posteriores a la II Guerra Mundial. Dos años más tarde, Argentina se adhirió al Tratado de Tlatelolco (cuyo acuerdo original databa de 1967) y entró, por tanto, a formar parte del Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares de América Latina (OPANAL).
En mayo de 1995, tras lograr un año antes la reforma constitucional que le permitía renovar mandato, resultó reelegido presidente de la República, y el Partido Justicialista obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; su victoria se basó en la estabilidad económica de que gozaba el país, lo que beneficiaba a las clases altas, así como en el arraigo del peronismo en las clases populares. En febrero de 1997, Menem se autodescartó para presentarse a un tercer mandato, lo que habría provocado una nueva reforma constitucional, ya que la última sólo permitía dos mandatos consecutivos. En las elecciones de octubre de ese año, que, entre otros cargos, renovaban parcialmente la Cámara de Diputados, el peronismo fue ampliamente derrotado por la Alianza por el Trabajo, la Educación y la Justicia (formada por la Unión Cívica Radical y el Frepaso), con lo que el gobierno de Menem vio complicados sus dos últimos años en el poder.
Cuba
Fidel Castro
Fidel Castro (1927-y aún sigue ), político cubano, principal dirigente de la República desde 1959, artífice de la Revolución Cubana y uno de los más destacados líderes de Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX. Nacido el 13 de agosto de 1927 en Mayarí, hijo natural de un inmigrante español, plantador de azúcar, Castro se afilió al Partido del Pueblo Cubano en 1947, y se doctoró en leyes por la Universidad de La Habana en 1950. Después de que Fulgencio Batista se hiciera con el control del gobierno cubano en 1952 y estableciera una dictadura en el país, Castro se convirtió en el líder del grupo Movimiento, una facción antigubernamental clandestina cuyas acciones culminaron con el asalto al cuartel de Moncada (en Santiago de Cuba) el día 26 de julio de 1953, hecho por el cual fue encarcelado. En el juicio subsiguiente se hizo cargo de su propia defensa, cuyo alegato se manifestó por medio de un discurso (la historia me absolverá) que, más tarde, se convertiría en una importante consigna política para los revolucionarios.
Condenado a 15 años de prisión, fue amnistiado en 1955, y se exilió sucesivamente en Estados Unidos y México, donde fundó el Movimiento 26 de Julio. El 2 de diciembre de 1956, regresó a Cuba con una fuerza de 82 hombres, de los cuales 70 murieron en combate nada más desembarcar desde el barco Granma en la playa de las Coloradas, en el extremo suroccidental de la isla. Castro, su hermano Raúl y Ernesto Che Guevara se encontraban entre los 12 supervivientes. Con su base principal en sierra Maestra, donde habían conseguido internarse los revolucionarios dirigidos por Fidel Castro, el Movimiento 26 de Julio fue ganando apoyo popular, principalmente en los ámbitos estudiantiles (Directorio 13 de Marzo), y en diciembre de 1958, con respaldo del Partido Popular Socialista, avanzó hacia La Habana, ciudad de la cual hubo de huir Batista el 1 de enero de 1959 y en la que entró el propio Castro siete días después, acto que pondría colofón al definitivo triunfo de la Revolución Cubana. Castro se declaró a sí mismo primer ministro en febrero de 1959, cargo que ostentó hasta 1976, en que asumió la presidencia del Consejo de Estado, que según la nueva Constitución de diciembre de ese año englobaba la jefatura del Estado y del gobierno.
Fracasado su intento de establecer relaciones diplomáticas o comerciales con Estados Unidos, negoció acuerdos sobre armamento, créditos y alimentos con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y llevó a cabo la depuración de sus rivales políticos. Nacionalizó los recursos cubanos, afrontó una profunda reforma agraria basada en la colectivización de propiedades y estableció un Estado socialista de partido único (el Partido Unido de la Revolución Socialista, que en 1965 pasaría a denominarse Partido Comunista Cubano y cuya secretaría general asumiría el propio Castro), que llevó a un gran número de cubanos ricos al exilio. Estados Unidos vio con disgusto cómo el nuevo régimen embargaba las empresas de titularidad estadounidense, y en 1960 anuló los acuerdos comerciales que mantenía, a lo que Castro respondió en septiembre de ese año con la Primera declaración de La Habana, reafirmando la soberanía cubana frente al imperialismo estadounidense. Un grupo de exiliados cubanos recibió el respaldo del gobierno de Estados Unidos, en un infructuoso intento por derrocarlo que tuvo lugar en abril de 1961 y pasó a ser conocido como el desembarco de bahía de Cochinos.
Desde ese momento, Castro se alineó abiertamente con la URSS, dependiendo cada vez más de su ayuda económica y militar. En 1962, estuvo a punto de producirse una guerra nuclear, cuando la URSS situó en Cuba cabezas nucleares de alcance medio, ante la oposición estadounidense. La llamada crisis de los misiles de Cuba concluyó tras la celebración de negociaciones entre el presidente estadounidense, John Fitzgerald Kennedy, y el máximo dirigente soviético, Nikita Jruschov.
Durante las siguientes décadas, Castro alcanzó gran reconocimiento entre los países miembros del Tercer Mundo, gracias a su liderazgo de la Organización de Países No-Alineados (que presidió desde 1979 hasta 1981). A finales de la década de 1980, cuando la URSS inició sus procesos de glasnost (en ruso, ‘apertura’) y perestroika (en ruso, ‘reestructuración’), bajo el gobierno de Mijaíl Gorbachov, Castro mantuvo la aplicación del régimen marxista-leninista que había instaurado a principios de la década de 1960. Sin embargo, con el inicio del proceso de desintegración de la URSS y del COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica) en 1990, los problemas económicos de Cuba empeoraron. En 1993, en un intento por alcanzar una economía mixta, Castro aprobó reformas económicas limitadas que legalizaron algunas empresas privadas.
En 1996, el Congreso de Estados Unidos aprobó la denominada Ley Helms-Burton, que articulaba legalmente el boicoteo económico a Cuba, al pretender penalizar a las empresas que mantuvieran relaciones comerciales con otras radicadas en la isla. Por su parte, la Unión Europea (UE), en clara oposición, presentó una serie de medidas aprobadas por los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros para neutralizar los efectos de la Ley Helms-Burton.

Durante su intervención en el V Congreso del Partido Comunista Cubano (octubre de 1997), Castro reafirmó la idea de que Cuba no se dirigiría hacia el capitalismo, lamentando las aperturas que su gobierno hubo de consentir debido a la caída de los principales regímenes comunistas. En febrero de 1998, poco después de una visita histórica del papa Juan Pablo II a la isla, resultó reelegido nuevamente por la Asamblea Nacional del Poder Popular como presidente de la República, por otro mandato de cinco años. El socialismo y las conquistas de la revolución, cada vez más acosadas por las amenazas y el bloqueo estadounidenses, permanecieron como referencias ineludibles del propio Castro en su discurso de clausura de la constitución de la cámara que le había elegido, en el cual volvió a reiterar que no habría transición al capitalismo en Cuba. De otro lado, el gobierno del presidente estadounidense Bill Clinton decidió, a finales de marzo, suavizar su embargo sobre la isla.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos13/mmndict/mmndict.shtml#ixzz3JAXpciO2
Impactos Socio-Políticos de la Globalización en América Latina 
INTRODUCCION
El nuevo milenio ha comenzado con una grave dicotomía entre aquellos que aseguran la prosperidad en una nueva y extensa economía mundial y aquellos que sostienen que la globalización es una fuerza negativa para la paz, la igualdad, y el desarrollo. Recientes reuniones internacionales demuestran la división entre aquellos que se han reunido en varios “foros de la economía mundial” en Suiza, Canadá, y Nueva York, y creen en los beneficios de la globalización, y aquellos que reunidos en “foros sobre los asuntos sociales del mundo” han denunciado la naturaleza destructiva de los mercados globales. En la reunión de la cumbre de las Américas, con la participación de treinta y cuatro líderes de los gobiernos de las sociedades occidentales, realizada en Quebec, Canadá, en Abril de 2001, se confirmó la oposición a los poderes hegemónicos del mercado mundial sobre la vida y el destino de las personas.
El impacto de la globalización, en los países del tercer mundo presenta algunas preguntas importantes sobre los aspectos y factores de desigualdad y estratificación internacional. Los efectos más visibles de la globalización incluyen la internacionalización de la economía mundial, las funciones del mercado, y la creciente complejidad de las relaciones entre países. El proceso, sin embargo, también lleva consigo algunas consecuencias importantes con relación al desarrollo social. La habilidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de bienestar social y políticas nacionales del desarrollo, se ha visto marcadamente reducida como también se ha visto disminuido el papel del estado. La expansión de los mercados y la protección de aquellas zonas que influyen en el intercambio internacional de mercancías resultan, ineludiblemente, en una relación de dominación y dependencia en el marco internacional.
América Latina ha tenido una larga historia de relaciones dependientes con los mercados internacionales. Desde sus orígenes y por más de 300 años de colonización, las economías Latinoamericanas han estado orientadas hacia la exportación y vulnerables al poder externo.
Internamente, después de casi 200 años de independencia, las sociedades Latino Americanas han estado caracterizadas por un sistema de estratificación social rígida que se traduce en desigualdades, conflictos de poder, y sistemas democráticos de gran fragilidad. América Latina es importante de estudiar con relación al proceso de globalización porque la mayoría de los países de la región han hecho esfuerzos para participar competitivamente en la economía mundial. El éxito o fracaso dentro de la economía global proporciona, desde luego, ejemplos valiosos de América Latina hacia el resto del mundo.
Aunque la mayoría de las naciones Latinoamericanas ofrece hoy economías abiertas al mercado mundial, las condiciones internas de estos países aún se ven seriamente afectadas por altas tasas de pobreza, desigualdad y exclusión social. Estas condiciones no son enteramente nuevas para los países de América Latina pero, el problema que se presenta es si la globalización está acelerando el proceso de cambio de esta situación o es un factor que contribuye a la permanencia de estas situaciones socio-económicas negativas para la mayoría de la población.
LA GLOBALIZACION VISTA COMO UNA FUERZA DE CAMBIO
La idea que la globalización tiene la capacidad de generar nuevas condiciones para la organización económica, política, y social parece tener una amplia aceptación. Es bastante claro que las innovaciones tecnológicas en las áreas de la electrónica, computación, comunicaciones, y en el transporte han modificado las viejas formas económicas en la producción, comercio, y consumo de los productos.
La tecnología ha contribuido también a alterar significativamente la velocidad y el cambio de la sociedad y la cultura, facilitando las relaciones a distancias. Como lo señala el ex-Presidente del Gobierno Español, Felipe Gonzalez, “La globalización está cambiando los sistemas de producción de la sociedad industrial, la realidad del poder político nacional e internacional, y las realidades sociales y culturales” (p. 51).
La noción que la globalización es enteramente un nuevo fenómeno, la fuente de una nueva economía, y la base de un paradigma diferente a todo lo que conocemos es una suposición cuestionable. Baldwin y Martin (1999) afirman que “la globalización parece no ser realmente algo nuevo como algunos quisieran pensar. El mundo ha tenido por lo menos dos ondas de globalización en los últimos 150 años y el mundo que se conocía en 1914 estaba mucho más integrado que el mundo que conocemos actualmente”. (p. 3)
De acuerdo a estos autores, la primera globalización evolucionó entre los años 1870 a 1914, la cual fue interrumpida por la primera guerra mundial. La segunda globalización se desarrolló algunos años después de la segunda guerra, alrededor de finales de los años 1960 y ha ganado terreno y velocidad en la época actual. En ambas ondas de globalización hay un modelo significativo de comercio, de migración humana, movimiento de capitales, y expansión de los mercados. Asimismo, la globalización actual está fuertemente ligada a los adelantos de la comunicación electrónica y la computación para facilitar el comercio internacional.
Con relación a la pregunta si la globalización actual es algo nuevo en la sociedad contemporánea, Baldwin y Martin (1999), concluyen que “la impresión popular de un nuevo mundo con la globalización es casi enteramente errada. Aunque hay varias características que distinguen la globalización financiera del siglo veinte, muchos de estos elementos son similares a la ola de globalización que terminó en 1914. De este modo, el único debate real entre algunos observadores es si se ha logrado retornar a los niveles de integración financiera que existía en los años de 1914.” (p. 9)
Lo que parece ser diferente entre las dos olas de globalización son los contextos sociales y culturales que varían entre el siglo diecinueve a fines del siglo veinte. Durante la primera globalización, la mayoría de la población del mundo era rural y sometida a un alto grado de pobreza. Hoy día, la globalización está caracterizada por la concentración de la población en zonas urbanas y el mundo se encuentra estratificado y dividido entre las naciones ricas y pobres.
De acuerdo a algunos críticos, la globalización no implica una gran novedad en cuanto a formas de organización social y económica. Sweezy (1997) explica que la globalización es “un proceso que ha estado desarrollándose por largo tiempo y, de hecho, se ha establecido en un comienzo del capitalismo cuando este sistema se acogió en algunos lugares del mundo como una forma viable de la sociedad de hace cuatro o cinco siglos.” (p. 1, 4)
Teeple (2000) se refiere a las bases ideológicas de la globalización que establece el contacto entre los procesos sociales y las consecuencias políticas. La globalización puede verse como el triunfo del capitalismo, donde predomina lo económico sobre lo político, como los intereses de las corporaciones sobres las políticas publicas, el beneficio privado sobre el bienestar público, y la presencia omnímoda de las corporaciones transnacionales sobre los derechos y funciones del estado. Estas son algunas características que podrían representar el cuadro completo de la capitalización mundial en la era actual (Teeple, 2000, p. 196)
GLOBALIZACION Y DESARROLLO
La globalización ha sido considerada como un cambio fundamental de la economía y política mundial desde la revolución industrial (Mander, 1996). Este nuevo diseño ha sido producto de la expansión del sistema capitalista, el cual mantiene un control de las nuevas tecnologías y domina nuevas fuentes de acumulación de capital y ganancias.
La adopción de políticas neo-librales continuará ofreciendo un desafío al desarrollo social, el cual se define como una intervención planificada de los estados nacionales. En la actualidad, la velocidad del cambio se encuentra motivada por los intereses de las corporaciones, el flujo de inversiones extranjeras, altas tasas de la deuda pública, y las nuevas relaciones de dominación y dependencia establecidas por la hegemonía del capital mundial.
Elliot (2000), en un comentario sobre las protestas masivas de miles de individuos contra la organización de comercio mundial en sus reuniones en Seattle, Washington, en Noviembre del año dos mil, concluye que la globalización es “la forma mas avanzada del capitalismo (por ahora).” Este autor sostiene que aunque el capitalismo es uno de los sistemas que puede producir grandes riquezas en el mundo actual, es también una fuerza de profunda destrucción (p. 2).
La expansión de los mercados y la protección de los territorios conquistados han dominado las relaciones internacionales del mundo moderno. Lejos de ser un intercambio abierto de bienes y servicios, el comercio ha sido usado como herramienta política con propósitos de ejercer poder internacional. La rápida expansión de los mercados globales empujan hacia la utilización del comercio como una herramienta de control de las economías nacionales, de los sectores industriales, y de aquellos países pequeños donde los intereses de los negocios transnacionales operan en relación a las grandes compañías globales.
El sector técnico-industrial, tal como las telecomunicaciones, la computación, y las finanzas internacionales, han experimentado un crecimiento asombroso, al mismo tiempo que una baja increíble en los últimos años. Los factores que explican el rápido crecimiento de estos sectores son los siguientes: el resurgimiento económico después de la crisis Asiática, los controles de varias economías nacionales, la alianza y consolidación de negocios y compañías, y una creciente concentración de la propiedad de la riqueza. La naturaleza cíclica de la economía mundial conlleva ciertamente crisis como se ha demostrado en repetidas ocasiones en las correcciones de los mercados de capital en los Estados Unidos, Europa, y Asia durante los últimos años. En la economía global, sin embargo, estos altos y bajos de crecimiento y de crisis, contribuyen aun más a la concentración de los recursos financieros mundiales en pocas manos y con limitadas normas y regulaciones.
La institucionalización de los acuerdos, normas y procedimientos para administrar el comercio de los recursos internacionales es relativamente nueva. Emerge con relación a acuerdos de comercialización regional y la asistencia de organizaciones internacionales a los gobiernos locales a través de mecanismos de mutuo apoyo en los mercados internacionales. Uno de ellos es la Organización del Libre Comercio de Norte América (NAFTA) en 1994 y la organización de comercio mundial (WTO) en 1996. Se ha argumentado, sin embargo, que la organización mundial de comercio establece estructuras que son negativas para la autonomía de los países más pequeños, que tiene que buscar mecanismos y estrategias para poder invertir en áreas como la salud, la educación, y políticas publicas. Morris (2000) sugiere que la organización mundial de comercio comienza a parecer en la época actual como “una forma de gobierno del nuevo mundo.” Esta nueva organización mundial permite establecer algunos tipos de legislación a nivel internacional, siempre y cuando, dichas normas sean más débiles que aquellas establecidas a un nivel global y cuando la organización mundial del comercio establece algunas reglas contrarias a un país, dicho país debe enmendar sus leyes domesticas en favor de las normas internacionales (p. 17).
De acuerdo a este autor, los problemas a largo plazo que se anticipan en el manejo de las economías globales por parte de la organización mundial del comercio son que dichas normativas afectan de manera drástica los factores de desarrollo nacional. Por otra parte, la nueva “constitución de una organización internacional implantada por la organización de comercio internacional incluye muchas áreas de interés comercial, pero no tiene ninguna forma de garantizar el respeto a los derechos humanos y no ofrece ningún mecanismo viable para asegurar formas democráticas en un proceso de cambio social.” (p. 17)
Otro punto de vista sugiere que la integración internacional se encuentra basada en innovaciones tecnológicas, inversiones globales, y las fuerzas de consolidación y control de los grandes mercados internacionales. Se observa la aparición de una agenda ideológica y cultural relacionada con los propósitos del capitalismo de controlar y explotar los recursos, dominar los mercados, y las estructuras sociales internacionales. Robbins (1999) sugiere: “La cultural del capitalismo esta siendo exportada a todos los rincones del globo. Sin embargo, pocas personas se dan cuenta de cómo la cultura trabaja y como afecta nuestras vidas y la vida de aquellas personas en otros lugares del planeta. La cultura del capitalismo esconde de sus miembros los problemas que resultan de su mantención y divulgación.” (p. 8)
La habilidad de algunas naciones para integrarse en la red global varía de acuerdo a los niveles de desarrollo y a la naturaleza jerárquica de los procesos de globalización. De esta manera, el impacto de la globalización en el tercer mundo posee características que demandan singular atención respecto a los problemas de desigualdad y estratificación internacional. La globalización ha influido en cambios de los patrones de inversión y en el movimiento de capital es de una región y de un país a otro. Estos cambios han aumentado la distancia respecto a la división de la riqueza entre las naciones y acentuado las diferencias entre la sociedad es industrial y los agrarios, entre los países ricos y los pobres. Wagar (1991) informa que en 1990, el setenta por ciento de los más pobres en la población mundial ganaba sólo el siete por ciento del ingreso total mientras el treinta por ciento de la población recibía el noventa y tres por ciento del ingreso. Dayal y Lobe (1995) sostienen que las condiciones de desigualdad de ingreso se han empeorado ya que a mediados de la década de 1990, más de un billón de personas vivían en condiciones de pobreza absoluta, con ingresos de menos de un dólar por día. De acuerdo a la revista Forbes, el ingreso y la riqueza de las 358 personas mas adineradas, con fortunas superiores a un billón de dólares, mantienen un ingreso igual o superior al ingreso total que recibe el 45 por ciento de la población mundial.
ALGUNOS IMPACTOS DE LA GLOBALIZACION EN AMERICA LATINA
Los beneficios y problemas de la globalización en los mercados y economías regionales se vinculan a las riquezas naturales y extraordinarios recursos con que cuenta América Latina. La leyenda de “El Dorado” forma aun parte de la realidad de Latinoamericana cuando se observa la riqueza y la variedad de sus recursos.
DIVERSIDAD DE DEPOSITOS Y RIQUEZAS MINERALES
La región de América Latina y el Caribe, aporta aproximadamente el cuarenta por ciento de la producción mundial de plata y el 30 y 36 por ciento de la producción total de cobre, estaño, y bauxita. Además, la región produce el 15 por ciento y el 22 por ciento de la producción mundial de fierro, zinc, plomo, y níquel.
En el área de materiales energéticos, tales como gas natural, petróleo y productos derivados del petróleo y del carbón, América Latina se ubica entre los mayores productores de estos elementos en la economía mundial.
Brasil sé ubica en primer lugar en la producción mundial de columbium y en sexto lugar en cuanto la producción de manganeso. Chile, por otra parte, mantiene una posición de liderazgo en la producción mundial de cobre, mientras, Cuba y la República Dominicana, ocupan el sexto y el séptimo lugar en la producción de níquel. México es sin disputa el país numero uno en la producción de plata y Jamaica ocupa el tercer lugar en el mundo en la producción de bauxita.
La minería del oro, que atrajo la atención mundial de aventureros, industriales, e inversionistas desde hace muchos años, y que caracterizó la conquista de América Latina, aún mantiene una importante contribución en la producción mundial de este metal con un 12 por ciento de producción con relación al resto de los países. Perú, Chile, Brasil, Colombia, México, y Ecuador son los países de mayor producción de oro en la región.
AGRICULTURA, PESCA, Y PRODUCTOS FORESTALES
Argentina, Brasil, y México mantienen una tendencia a mejorar y a expandir sus recursos agrícolas y aumentar la productividad de ese sector para la exportación. En Argentina, por ejemplo, el sector agrícola es responsable de aproximadamente cincuenta por ciento del total de exportaciones de ese país.
Brasil ha mantenido una posición altamente competitiva en la producción mundial de soya (soybean) y mantienen un alto nivel de mejoramiento en la producción y exportación de aves, de cerdos, y de harina de soya.
En Chile, tanto el gobierno como el sector privado, han modernizado la industria de la pesca y de la exportación de frutas y otros productos agrícola. En cuanto a la producción y manufacturación de peces y productos del mar, Chile ha llegado a un nivel de competitividad, especialmente en la producción de salmón y otros productos marinos.
La economía chilena también se ha diversificado en la área de productos forestales y derivados de la madera. Actualmente, el sector forestal de Chile incluye alrededor de mas de mil compañías, las cuales exportan alrededor de quinientos productos forestales. El valor total de exportación del sector forestal Chileno excede los dos billones de dólares anuales y gracias a nuevas inversiones se proyecta un crecimiento superior a los cuatro billones de dólares del sector forestal, en los próximos cinco años.
Perú también se encuentra bien ubicado en la competencia internacional de comercialización de productos del mar. Perú mantiene un liderazgo en la producción de harina de pescado, que es un ítem importante en la alimentación animal. Un treinta por ciento de la producción peruana en este sector se exporta actualmente a los mercados Europeos, especialmente Alemania.
Venezuela también tiene importantes planes para desarrollar el sector agrícola y tratar de dar énfasis a algunos cultivos específicos para la competencia internacional. El nuevo plan agrícola de Venezuela incluye un crecimiento de un 137 por ciento en la producción de arroz para el año 2004.
EL SECTOR TECNOLOGICO Y MANUFACTURERO
Este es un sector de alta volatilidad, desafío, y de enormes oportunidades para América Latina. El crecimiento de manufacturas en México, ha sido un resultado de la asociación de libre comercio con Estados Unidos y Canadá además de importantes incentivos y liberación de impuestos otorgado por el gobierno Mexicano a las industrias extranjeras. Venezuela tiene también planes de expandir su industria petroquímica durante esta década y realiza grandes esfuerzos para triplicar las exportaciones en esta área. Si estos planes logran consolidarse, Venezuela necesitara invertir aproximadamente nueve billones de dólares en este sector para así aumentar el volumen de exportación de productos petroquímicos de uno a tres billones de dólares. Si esto ocurre, el país podrá tener beneficios que podrían aumentar de tres billones a seis billones de dólares durante dicho período.
Las compañías farmacéuticas también están en un rápido proceso de expansión en la región de América Latina. En Chile, por ejemplo, las industrias farmacéuticas tienen bastante actividad en el plano nacional y también presencia en mercado regional. El volumen del mercado farmacéutico Chileno en este momento alcanza a un nivel de aproximadamente medio billón de dólares anuales y se mantiene con un crecimiento de un seis por ciento anual.
NUEVAS ESTRUCTURAS Y ORGANIZACIONES
Durante las ultimas décadas, América Latina ha intentado mejorar su posición de competencia en la economía mundial mediante la participación y la creación de nuevas estructuras y organizaciones, acuerdos regionales y estrategias bi-nacionales y multinacionales. Entre las más importantes se distingue NAFTA y MERCOSUR además de una variedad de otros acuerdos regionales.
NAFTA, la Asociación de Libre Comercio, la cual incluye Canadá, los Estados Unidos y México fue establecida oficialmente en Enero de 1994. NAFTA es considerada actualmente como uno de los bloques comerciales más amplios y más ricos del mundo. Incluye 370 millones de consumidores y tiene una producción anual de aproximadamente siete trillones de dólares.
MERCOSUR, es conocido como el mercado común del cono sur e incluye Argentina, Brasil, Paraguay, y Uruguay. Chile y Bolivia son miembros asociados de dicha organización.
Otros acuerdos incluyen una serie de estrategias y mecanismos que se han firmado entre diferentes países durante las ultimas décadas. Entre los más importantes son:
• Un acuerdo de libre comercio bilateral entre Chile y México;
• Un acuerdo de libre comercio entre Colombia y Venezuela con el mercado común Centroamericano;
• Acuerdo de reducción de tarifa entre Venezuela y Chile,
• Un pacto comercial de libre intercambio entre Colombia, México, y Venezuela;
• Un acuerdo de reducción de tarifas entre Brasil y Perú;
• Un acuerdo de tarifas entre Chile y Colombia.
Nuevos Desafíos Económicos en la región América Latina está pasando por un período económico difícil. Los problemas internos en algunos países se encuentran unidos a las demandas globales que producen enormes presiones en la habilidad de los países para mantener un ritmo de crecimiento y superar los severos ajustes fiscales que se les han impuesto. Los problemas derivados del actual escenario tendrán, sin duda, serios impactos en las condiciones sociales y políticas de los países de la región.
Primero, la crisis económica regional tendrá un impacto en el nivel de la pobreza y afectara a los sectores más vulnerables de la población. Segundo, la crisis económica generara un mayor descontento y podría poner en peligro las reformas estructurales que los países han implementado con enormes sacrificios durante la ultima década. América Latina ha sufrido una larga lista de shocks económicos negativos desde mediados de 1997 hasta esta fecha:
• Los precios de exportación disminuyeron de manera alarmante a raíz de la crisis Asiática;
• Los términos de comercio para los países no exportadores de petróleo (Chile y Perú) han caído aproximadamente un 20 por ciento;
• Para los países productores de petróleo han habido variaciones importantes con efecto negativo y entre Septiembre 2001 a esta fecha, ha habido oscilación en precios de aproximadamente un 30 por ciento que ha afectado a los países productores de petróleo en América Latina;
• El costo de capital para los mercados emergentes y para América Latina ha aumentado substancialmente, particularmente después de las crisis económicas experimentadas por Rusia, Turquía, Brasil, y más recientemente Argentina;
• El aumento del costo de capital en América Latina ha sido influido por una reducción de las inversiones de capital extranjero en países de la región.
Un informe reciente indica: que el total de inversiones externas destinadas a siete países de América Latina, (que en conjunto representan alrededor de 90 por ciento del producto domestico bruto de la región), declinó aproximadamente a la mitad en el período comprendido entre 1998 al año 2001. Los portafolios de inversión extranjera virtualmente desaparecieron cayendo aproximadamente de 49 billones de dólares en 1998 a niveles actualizados de un billón de dólares. Aún más, el nivel de inversiones extranjeras directas en la región que se mantuvieron en un nivel bastante aceptable después de la crisis de Rusia, ha comenzado a experimentar una tendencias a la baja y se ha reducido de un máximo de 72 billones de dólares en el tercer trimestre de 1999 a un total de 57 billones en el período actual. La reducción experimentada en las fuentes de capital e inversiones ha afectado aún a países en una posición macroeconómica bastante sólida y con buen record de inversión y de reforma, como es el caso de Chile.
• El costo más alto de capital unido a niveles más bajos en el producto doméstico bruto en países de América Latina ha afectado seriamente la posibilidad de alcanzar un buen balance fiscal. En siete de los países más grandes de América Latina, los déficit del gobierno han experimentado graves problemas manteniendo un promedio de 2.8 por ciento del producto domestico bruto entre 1997 y fines de 1999. Aunque la situación ha experimentado algún mejoramiento durante el primer trimestre del año 2000, los problemas persisten como lo demuestra el aumento de la deuda publica en los países de la región.
• Los niveles de la deuda pública han aumentado un promedio de un diez por ciento del producto doméstico bruto y, en algunos casos, como Argentina, los niveles de deuda parecerían estar sin ninguna posibilidad de control. En Noviembre del año 2001, el gobierno Argentino anunció los esfuerzos para re-estructurar un total de la deuda del gobierno que llegaba a los 128.3 billones de dólares.
EL IMPACTO DE LA GLOBALIZACION EN AMERICA LATINA
Latinoamérica ha tenido una larga historia caracterizada por una estratificación social rígida que conduce a serias desigualdades económicosociales, conflictos de poder y a un sistema de organización democrática frágil. En años recientes, sin embargo, siguiendo períodos de estagnación económica de los años 1980 conocido como los años de “la década perdida,” los países de América Latina y el Caribe se han esforzado en establecer mecanismos y cambios estructurales drásticos. Estor cambios incluyen ajustes en los programas de seguridad social, comercialización, impuestos, finanzas, y un programa de privatización masivo.
Las reformas estructurales han sido largamente implementadas por gobiernos Latinoamericanos para hacer que sus países entren en una posición mejorada a la competencia en una economía global. Sin embargo, como lo ha señalado el presidente de Chile, Ricardo Lagos (2000), “las naciones Latinoamericanas han abierto sus economías y mercados, han liberalizado sus sistemas económicos y han privatizado sus industrias publicas y lo que se puede observar es que estos pasos no han sido debidamente acompañados por una inversión publica en las áreas de salud, educación, infraestructura, y protección ambiental.” (23)
La globalización económica para muchos líderes y jefes de estado de América Latina es un proceso que sin duda está aquí y que se quedará por largo tiempo, de modo que es necesario poder afrontarlo en una forma eficiente con iniciativas que faciliten la libre competencia. América Latina, sin embargo, ha sido afectada por el sistema globalizado y las relaciones que la región ha tenido con los mercados mundiales y una de las consecuencias ha sido que en un número reducido de países y dentro de estos países unos número bastante reducido de personas han logrado un acceso más directo a los beneficios de la economía global.
El ex-presidente Argentino, Fernando de la Rúa (2000), confirma algunas de estas observaciones cuando sugiere que a pesar de que Argentina se ha modernizado en sus estructuras de la economía durante la ultima década, el país no ha sido beneficiado para alcanzar un desarrollo sostenible en cual se expandan las oportunidades para todas las personas. El proceso ha sido afectado por un aumento en la desigualdad, en el desempleo, y en el deterioro de las funciones básicas de la institución del estado.
Con relación al intercambio internacional de productos y bienes como también en el camino hacia una integración de América Latina, los países de la región han experimentado algunas actividades beneficiosas durante la década de 1990. Entre 1990 y 1997, el total de exportaciones de América Latina y el Caribe aumento de 139 billones de dólares a un total de 290 billones de dólares. El intercambio comercial entre los países de la región aumentó significativamente de 21 billones de dólares a 60 billones de dólares durante ese mismo período. Las relaciones comerciales hemisféricas se mantienen altamente vinculadas con los Estados Unidos. Durante el mismo período (1990 – 1997), el total de exportaciones de América Latina al comercio de los Estados Unidos se expandió de 50 billones de dólares a más de 140 billones de dólares. Entre 1995 y 1998, las exportaciones de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe crecieron también de 233 billones de dólares a un total de 300 billones de dólares. Durante este período, las exportaciones a América Latina aumentaron aproximadamente un 30 por ciento mientras las exportaciones de este país a Europa se incrementaron en un 21 por ciento y los productos de los Estados Unidos para los mercados Asiáticos experimentaron una reducción de un 5 por ciento. La creciente importancia de América Latina como un mercado en expansión para la economía Norteamericana también se confirma con los antecedentes que demuestran que durante la crisis financiara mundial de fines de años 1990, las exportaciones de los Estados Unidos para América Latina crecieron un 4 por ciento, mientras las exportaciones Norteamericanas al resto del mundo declinaron un 1 por ciento (Gaviria (2000) p. 110-111).
A pesar de estos indicadores que corresponden a la capacidad de comercialización regional y global, la mayoría de los países Latinoamericanos no han logrado tener los niveles necesarios en el área de inversión publica en políticas de desarrollo nacional y social. De hecho, mientras la mayoría de los países Latinoamericanos ofrecen economías abiertas al mercado internacional, las condiciones internas de eso países se caracterizan por altos niveles de pobreza, fuertes desigualdades en los ingresos, y una situación de exclusión social extrema.
Después de varios años de gobiernos militares, dictaduras y falta de oposición a las políticas neo-liberales, en la mayoría de los países de la región, las funciones del estado se han visto reducidas y paralizadas al servicio de los intereses de las grandes industrias y negocios. Unos de los mecanismos fuertemente utilizados por las agencias internacionales tales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional para estimular las economías de América Latina ha sido la receta doble de austeridad fiscal por un lado y la implementación de cortes de presupuesto y privatización por el otro. Estas recomendaciones han terminado por limitar el poder del estado como administrador de industrias y servicios y como gestor de nuevas políticas para el bienestar social de los pueblos. Estas recomendaciones emanadas de organizaciones y agencias internacionales para el desarrollo de las economías Latinoamericanas han provocado una ola masiva de privatización de las industrias y negocios de los gobiernos de la región.
PRIVATIZACIONES
El proceso de privatización ha sido un factor importante para la reducción del papel del estado en los países Latinoamericanos. La ideología del libre mercado acompañado de una filosofía económica conservadora ha empujado la supremacía del mercado sobre las funciones económicas y sociales. La primera y más profunda privatización de América Latina fue implementada en Chile bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet. Después de mas de una década de gobierno civiles, ha sido posible comenzar un análisis de este proceso en Chile. Monckeberg (2001) informa que entre los años 1985 y 1989, el gobierno militar Chileno privatizó 30 compañías o industrias del estado con una perdida estimada en más de un billón de dólares. Previo a este paso del capital publico a manos privadas, el gobierno Chileno ya había pavimentado el camino para este proceso de privatización ayudando a la banca privada a sobrevivir la crisis financiera mundial de comienzos de los años 1980. Durante ese tiempo, el estado Chileno absorbió las perdidas de bancos, industrias, y negocios mediante mecanismos tales como el precio preferencial del dólar, la renegociación de las deudas, y la compra directa de algunas de las cuentas con problemas. Esta forma de favorecer los bancos privados durante el período de 1982 a 1985 tuvo un costo para el estado Chileno de alrededor de siete billones de dólares. El caso de Chile también ofrece algunos ejemplos importantes sobre quienes fueron los beneficiarios directos de la privatización.
Ahora resulta bastante claro demostrar que muchos de aquellos que participaron en las decisiones de privatizar compañías e industrias del gobierno han sido los que resultaron directamente beneficiados por dicho proceso. Mucho de ellos quienes fueron instrumentos importantes para establecer una red de financiamiento y de poder político que más tarde se transformaría en fortunas personales y ganancias de gran monto. Hoy día, ellos son los dueños, los directores y administradores, los miembros del directorio de grandes compañías privadas o industrias privatizadas. Muchas de esas compañías ofrece a sus administradores y jefes de industria salarios del orden de los 250 mil dólares al año o superior y garantiza a los miembros de sus directorios generosas compensaciones de 2 mil o más dólares por cada sesión a las que ellos asisten.
Irónicamente, una de las fuentes principales de nuevos capitales utilizados para facilitar e implementar el sector privatizado de la economía fueron los ahorros de los trabajadores acumulados por años en sus fondos de retiro, jubilación, y pensiones que también fueron privatizadas por el gobierno militar. La transferencia de estos fondos publicas de organizaciones privadas fue hecho, desde luego, sin consulta o sin debate, al mismo tiempo que las inversiones en el sector publico, especialmente en el área de los servicios sociales o de la infraestructura nacional fueron dramáticamente reducidos.
Los fondos de pensión y de jubilación que fueron privatizados durante el período del gobierno militar, sirvieron para organizar agencias financieras y bancos privados encargados de invertir el dinero de sus clientes (los trabajadores) en las industrias recientemente privatizadas. De esta manera, varios de los antiguos miembros del gobierno militar y voces importantes en establecer las ventajas de una economía del libre mercado son ahora quienes controlan las industrias que anteriormente estaban en manos del estado pero que ahora operan con los fondos de jubilación que en ultimo termino corresponde al capital aportado por los trabajadores.
El modelo neo-liberal impuesto por la dictadura militar, íntimamente apoyada por los grupos conservadores provocó cortes importantes en la inversión de gobierno en las áreas de educación, salud, y habitación. Los programas de salud pública perdieron durante ese período de los primeros quince años de gobierno militar sobre 51 por ciento de sus presupuestos operacionales. Con relación al gasto por persona, el sector de salud pública tuvo una baja de consideración. Mientras en 1973 el gasto público para salud era aproximadamente de 29 dólares por persona, en 1988, esta cifra se redujo a sólo 10 dólares por persona. También, los presupuestos destinados a la construcción de viviendas por parte del gobierno, se redujeron de un total de 225 dólares por persona a una cifra de 76 dólares en 1980. Los presupuestos de educación fueron reducidos en todos los niveles y ya por los años 1988, la inversión en educación se encontraba reducida a un 2.7 por ciento del producto nacional bruto del país comparado a un 4.3 por ciento durante el período de gobierno de Salvador Allende en 1973.
NUEVAS ESTRUCTURAS INSTITUCIONALES
Para favorecer el avance de la globalización, los países de América Latina han participado en la creación de nuevas estructuras institucionales, las cuales tienen como propósito fundamental facilitar el intercambio, la comercialización, y la expansión de los mercados.
Entre ellas, se destacan los mercados regionales Mercosur, los acuerdos de la área Andina, el mercado Centro Americano, y un número bastante amplio de acuerdos bi-nacionales y multi-nacionales en la región.
Uno de los mecanismos que ha ganado prominencia en los últimos años es la idea de establecer área de libre comercio en las Américas. La tercera reunión de la Cumbre de las Américas celebrada en el mes de Abril del 2001 en Quebec, Canadá, reunió a los presidentes y jefes de gobiernos de 34 naciones. Unos de los acuerdos más importantes obtenidos en esta reunión, fue la organización de una área de libre comercio de las Américas que debería comenzar el 1 de Enero del año 2005.
Este ambicioso proyecto, insertado en el corazón de una economía global, pretende articular en un mercado de libre comercio a un total de mas de 800 millones de personas con una capacidad financiera que concentra alrededor de 40 por ciento del productor interno bruto a un nivel mundial.
Para aquellos que están a favor de la expansión del modelo de libre mercado en la región Latinoamericana, las oportunidades para el desarrollo económico de todos los participantes, debería ser atractiva y deseable para todos y especialmente los países más pequeños. Aquellos que observan este proceso con mayor cautela indican que el proceso debe ser cuidadosamente manejado para evitar la dominación de los intereses de las corporaciones y que puedan dañar a los países más vulnerables por su tamaño y la condición de sus recursos. Algunos de los obstáculos para alcanzar los beneficios de un mercado más amplio en la región Latinoamericana o en la región Americana varían desde aquellos que son estrictamente dificultades económicas y financieras a las condiciones de la estructura social de los países del área como la pobreza, el desempleo, y otros problemas sociales.
Todo esto indica que la agenda social necesita ser considerada como una parte integral de todas estas nuevas negociaciones para establecer una área de libre comercio de las Américas si se quiere que dicha iniciativa alcance un nivel de éxito. Lo que ocurre actualmente en países de la región aporta información sobre las consecuencias negativas de la globalización en los países Latinoamericanos y en sus relaciones con los mercados globalizados.
Argentina, por ejemplo, ha tenido una recesión que ha durado más de 33 meses y sus esfuerzos para sobresalir de esta crisis, han fallado. En años recientes, la solución del gobierno argentino fue aumentar los impuestos, con un alto precio político que ha afectado a todos los sectores de la sociedad argentina. Esta estrategia fracasó y fue reemplazada por el corte del gasto público en mas de 900 millones de dólares en el mes de Mayo en el año 2000. Ese mismo año, Argentina estuvo en el borde de la quiebra al no poder responder a los compromisos de deuda internacional. Frente a esto, el gobierno se vio obligado a renegociar una nueva línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional por un total de 39 billones de dólares. La estagnación económica y el alto nivel de gasto público, provocó un déficit fiscal de 940 millones de dólares en Enero del año 2001, lo que eventualmente trajo una crisis política, el anuncio de nuevos impuestos y nuevos cortes presupuestarios del gasto público, especialmente en áreas de programas sociales. El desempleo que ya en el año 1998, había registrado un nivel de 12 por ciento en el año 2000, subió a un 14.5 por ciento y las condiciones actuales no dan mucho margen de optimismo.
En Brasil, la reestructuración de la economía nacional ha sido realizada mediante ajustes de los gastos públicos y mecanismos y políticas de ahorro fiscal. La revista, “The Economist,” (Marzo 10, 2001), informa sobre los nuevos métodos del gobierno brasileño para alcanzar “una prudencia fiscal” y confrontar las crisis y fracasos económicos y sociales. Esta fuente dice que los gobernadores y alcaldes de Brasil están haciendo esfuerzos sin precedente para lograr tener un balance presupuestario adecuado. En el estado de Mato Groso del Sur, los nuevos mecanismos para solucionar la crisis económica Brasileña incluye, entre otros, el aumento de impuestos, la reducción de gasto público, y la eliminación de puestos políticos al nivel del estado que también favorecen la jubilación anticipada de miles de funcionarios públicos.
MOVIMIENTO CONTRA-GLOBALIZACION
Durante los últimos años, se ha podido observar un activo aumento en él número de actividades en oposición a los efectos negativos de la globalización. La dirección de estas expresiones de protesta se orienta a la formación de lo que podría ser un nuevo movimiento social internacional contrario a los peligros que ellos observan en el poder adquirido por las corporaciones transnacionales. Aunque las voces de protesta y resistencia son en su mayoría espontáneas y sin poseer una fuerza política, el activismo contra-globalización envía claramente un mensaje anti-capitalista para generar y desarrollar una acción global. La ola de protestas contra los mercados internacionales y sus consecuencias negativas para la sociedad ha experimentado un activo itinerario que se desarrolla entre las reuniones de Seattle, Washington, y las últimas observadas en Nueva York.
La lucha ideológica entre el capital internacional y otras formas de organizaciones socio-políticas parecería converger en la creación de un nuevo movimiento social internacional cuyo objetivo primordial es evitar los problemas vinculados a los procesos de globalización. Es claro que en un período de capitalismo globalizado, existe también la necesidad de tener un marco de observación y análisis global para formular preguntas y obtener respuestas respecto a las ventajas y desventajas del mercado global. De acuerdo a Teeple (2000), la lucha para cambiar las condiciones de opresión ya no puede ser estrictamente en términos nacionales porque el concepto de estado-nación esta perdiendo rápidamente su integridad y la capacidad de funcionamiento. Una clara demostración de la perdida de espacio y poder político del estadonación en los países de América Latina está en la situación social de su población como lo ha reconocido la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en su edición sobre el panorama social de América Latina de los años 2000 a 2001. En este informe, esta organización de estudio, señala que durante los últimos años, se puede observar en América Latina un mayor numero de pobres, una situación de desigualdad de ingreso mas profunda, aumento del desempleo, la incapacidad de los mercados laborales para absorber nuevos trabajadores y en general, las condiciones de vida que se han deteriorado con la crisis económica global de los años 90 y comienzo del nuevo siglo. En un informe reciente, el Banco Interamericano de Desarrollo indica que uno de los logros más importantes de los países de la región entre los años 1980 y los años 90, ha sido pasar en una dolorosa pero eficiente transición hacia la democracia. Sería dramático que esta situación fuera afectada por las condiciones por la crisis económica y que se diera paso nuevamente a regímenes autoritarios como los que gobernaron la región por muchos años durante el siglo 20.
NIVELES DE POBREZA
El nuevo milenio ha comenzado con aproximadamente un 35 por ciento de las familias latinoamericanas viviendo en condiciones de pobreza y una proporción de un 14 por ciento de las familias viven en condiciones de extrema pobreza o indigencia.
Las tasas individuales de pobreza en 1999, sugieren que hay un 43.8 por ciento de la población latinoamericana sometida a una condición de pobreza. En números absolutos, esto correspondería a una cifra de mas de 211 millones de latinoamericanos pobres.
La tasa de pobreza ha experimentado algún mejoramiento en Centro América y México, pero esto se ha visto sobrepasado por aumentos significativos del número de pobres en Argentina, Brasil, y Colombia, que son países con poblaciones más grandes.
Al examinar el perfil general de las viviendas en condiciones de pobreza en América Latina, el informe de la comisión económica de la región: “en la mayoría de los casos, los miembros de estas familias que viven en la pobreza, no tienen, por lo general, acceso a agua potable y en la mayoría de los casos, viven en condiciones de tres o más personas en una pieza. Además, los jefes de familia, generalmente, se caracterizan por tener niveles de educación bajo y períodos de desempleo bastante prolongado.” (p 4)
DESIGUALDAD DE LOS INGRESOS
América Latina tiene la desafortunada distinción de ser una de las regiones con los más altos niveles de desigualdad de los ingresos en el mundo.
La mayor proporción del ingreso total se encuentra en las manos del 10 por ciento de las familias más ricas de la región. Este grupo recibe mas del 30 por ciento del ingreso total en todos los países de América Latina, con la única excepción de Costa Rica y Uruguay.
En contraste, el 40 por ciento de las viviendas más pobres reciben entre el 9 por ciento y el 15 por ciento del ingreso total en la mayoría de los países de la región.
Los niveles más altos de desigualdad en los ingresos medidos por el coeficiente de Gini, calculado en 1999, se encontró en Brasil con un coeficiente de Gini de .64. Esta situación de alto niveles de desigualdad también se encuentran en Bolivia, Nicaragua, Guatemala, Colombia, Paraguay, Chile, Panamá, y Honduras, donde los coeficientes de desigualdad de los ingresos oscilan entre .55 y .60. Aun en los niveles de desigualdad encontrados en países como Costa Rica y Uruguay, donde los coeficientes son de .47 y .44 respectivamente, estos son sustancialmente más alto que los encontrados en los Estados Unidos, en Japón, y en algunos países de Europa Occidental.
De acuerdo a diferentes fuentes, América Latina ha fracasado en sus intentos de reducir la desigualdad en los ingresos de su población. La Comisión Económica para América Latina, informa que aun cuando muchos países de la región han manejado sus economías en la dirección de expandir su crecimiento en forma importante, la mayor parte de ellos no ha logrado solucionar el problema de desigualdad de ingreso y mejorar las condiciones sociales de su población. El informe de CEPAL, concluye que “hay un consenso general el cual indica dificultades para encontrar señales promisorias que den evidencia a razones para mejorar esta situación en forma significativa en el corto y mediano plazo.”
Estos informes tienden a indicar que unos de los caminos a seguir para solucionar esta situación, seria el lograr una mayor inversión en programas para mejorar la salud, la educación, y las fuentes de trabajo para la población de América Latina.
sacado de:http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?pid=s0718-17952002000100002&script=sci_arttext